Lunes, 21 de marzo de 2011 | Hoy
EL MUNDO › HABRá ELECCIONES LEGISLATIVAS EN DOS MESES Y PRESIDENCIALES EN SEIS
Por Carolina Bracco
Desde El Cairo
Millones de egipcios votaron ayer en favor de reformar una Constitución que no está vigente. El 77 por ciento lo hizo por el SI, mientras que el 23 por ciento restante se inclinó por el NO en el referéndum sobre un paquete de reformas a la Carta Magna suspendida desde el pasado 15 de febrero, cuatro días después de la renuncia de Mubarak. La convocatoria fue anunciada por el ejército, ante la presión de los manifestantes que exigen desde hace semanas una nueva Constitución.
A pesar de la desconfianza que podría haber generado una práctica que ha sido llevada a cabo por todos los presidentes egipcios –22 reformas constitucionales en total, la primera en 1956 y el última en 2005– para prolongar sus mandatos y/o legitimar medidas favorables a sus gobiernos, la convocatoria fue recibida con entusiasmo.
En un ambiente de algarabía, egipcios y egipcias de todas las edades hicieron largas colas en las escuelas, sintiéndose por primera vez tomadores de decisiones y no ya observadores pasivos de una realidad política ajena. Gran parte de los votantes lo hacían por primera vez, ya que en Egipto el voto no es obligatorio y hasta ayer se necesitaba un carnet electoral de difícil tramitación y que muy pocos obtenían por sus propios medios. Este sábado, los egipcios votaron por primera vez con su documento de identidad y en cualquier comisaría o escuela, marcándoseles un dedo con tinta rosa indeleble para distinguir entre aquellos que ya habían votado de los que no.
Las enmiendas aceptadas incluyen facilitar las condiciones para ser candidato, el fin de las elecciones indefinidas, supervisión electoral, el Parlamento puede declara Estado de Emergencia y duras penas para castigar actos de terrorismo, y llamado a una Asamblea Constitucional dentro de seis meses para diseñar una nueva Constitución, que debe ser luego sometida a un referéndum público.
Los días previos a la votación, ciudadanos independientes y agrupaciones surgidas de la revolución empapelaron algunos barrios egipcios con carteles rojos que tenían una sola palabra escrita en blanco: NO. Por las redes sociales circulaban videos, canciones, notas, los periódicos sacaron solicitadas de personalidades egipcias –actores, deportistas y candidatos como Mohammed al Baradei y Amr Mu-ssa–, debates televisivos y callejeros, conferencias en ámbitos académicos que llamaban a votar negativamente.
Los motivos de esta opción son variados. Entre ellos, se destaca la necesidad de una nueva Constitución –y no de enmendar la llamada “Constitución de Mubarak”–, más inclusiva y democrática, que represente a la nueva ciudadanía egipcia tras la revolución. Por otro lado, de hacerse efectivas las enmiendas se llamaría a elecciones presidenciales en un período menor a seis meses, dejando a las nuevas fuerzas políticas surgidas de la revolución con poco o nada de tiempo para preparar sus candidatos y plataformas. Es principalmente por este segundo motivo que muchos de los actores políticos se oponen a las enmiendas.
En favor del SI estuvieron los Hermanos Musulmanes –aunque al interior del movimiento hay discrepancias– y el Partido Nacional (en el poder hasta hace poco más de un mes) que sí están preparados para presentarse a elecciones inmediatas. Ambas fuerzas políticas cuentan con un amplio apoyo que atraviesa el espectro electoral.
El Partido Nacional, que se presentaría bajo otro nombre, es apoyado por todo el establishment y posee un aparato clientelar construido a fuerza de amenazas, abusos y favores. Ayer, el Partido Nacional desplegó todo su aparato clientelar a pesar de que esta vez no contó –supuestamente– con las herramientas necesarias para manipular los resultados como hasta hace unos meses.
Los Hermanos Musulmanes, por su parte, son la única organización con un amplio trabajo de base en las zonas más desfavorecidas y abandonadas del país y una intelligentsia generalmente menospreciada pero muy influyente en los sectores sociales bajos y más islamizados. Ayer, desde algunas mezquitas y en las calles, los Hermanos Musulmanes llamaban a adeptos y despistados a cumplir con la “obligación religiosa” de votar por el SI.
Esto, junto con la confirmación del artículo 2, que estipula que la ley islámica es la fuente de jurisprudencia del país, ha hecho que los coptos se inclinen por el NO.
En cambio, muchas personas se inclinaron por el SI en pos de una rápida retirada del ejército del gobierno tras las denuncias públicas de torturas de las últimas semanas.
A pesar de que el ejército había llamado en un comunicado al silencio en los medios y en las calles a partir del viernes, ese día se vieron por los diferentes barrios de El Cairo militantes de ambas posturas repartiendo panfletos y debatiendo con los vecinos. Amnistía Internacional reportó la detención de dos jóvenes que luego de confiscárseles el material fueron dejados en libertad, dispersando los primeros temores de una represión mayor. El rezo del viernes fue probablemente el más politizado de las últimas semanas, los imanes incluyeron en sus discursos adoctrinamiento y órdenes claras de votar positivamente.
Durante el sábado se registraron incidentes entre seguidores y opositores al Premio Nobel de la Paz Mohammed al Baradei cuando éste se acercó a votar en el barrio de Moqattam. Fue apedreado por un grupo de islamistas que le gritaban “¡no te queremos!”. También algunos medios mencionaron violaciones a la ley electoral de los Hermanos Musulmanes y otros grupos islamistas, que se apostaron en las puertas de las escuelas donde se votaba instando a la gente a hacerlo por el Sí.
Según organismos de derechos humanos, otras irregularidades se registraron a pesar del fuerte control policial y cívico debido a la falta de organización y logística, por lo que los puntos electorales se vieron sobrepasados. En varios centros de sufragio los votantes tuvieron que hacer largas colas de hasta dos kilómetros en uno de los días más calurosos del año. También se denunciaron la falta de privacidad en los cuartos oscuros y que en algunos distritos la tinta indeleble con la que se marca a los que ya votaron no era indeleble, lo que facilitaba que un mismo votante se presentara más de una vez.
Con la aceptación de los cambios propuestos se prevé que el gobierno militar convoque a elecciones legislativas en los próximos dos meses y a las presidenciales cuatro meses después. Los más probables candidatos a ganar las primeras son los Hermanos Musulmanes, quienes serían los redactores de la futura Constitución egipcia.
Si bien los veedores dudan de la transparencia de la votación, quizás el mensaje más claro que ha dejado es que la revolución representaba al sector progresista de la sociedad egipcia, mientras que el resto –ya sea por manipulación o convicción religiosa– busca convertir a Egipto en un Estado islámico.
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