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Las protestas en reclamo de la renuncia del presidente Ali Abdulah Saleh continuaron durante la jornada de ayer en Taiz, una sureña provincia de Yemen, al igual que la represión por parte de las fuerzas policiales, que provocaron la muerte de al menos 17 personas y cientos de heridos. Las víctimas fatales se suman así a dos provocadas por el ataque de las fuerzas de seguridad en la provincia de Hudaida y otro par provocado por las corridas y las balas de plomo descargadas por la policía sobre las multitudes el domingo.

Fuentes sanitarias indicaron que 800 personas sufrieron los efectos de los gases lacrimógenos, en tanto que otras 150 permanecen en estado grave, en su mayoría por impactos de bala en la cabeza o el pecho. Según la cadena de noticias árabe Al Jazeera, los hospitales en Taiz se están quedando sin provisiones y tienen una alta necesidad de equipamiento.

La oposición al gobierno yemení estuvo organizando campamentos en las plazas centrales de las principales ciudades del país, sobre todo para solidarizarse con las víctimas de la represión de anteayer. En Hudaida, los manifestantes trataron de movilizarse hacia el palacio provincial, pero la policía impidió el avance a fuerza de gases lacrimógenos y balas de plomo.

El Consejo de Cooperación para los Estados Arabes del Golfo Pérsico (CCEAG) –un grupo conformado por Bahrein, Kwait, Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Oman y Katar– instó al Ejecutivo yemení a iniciar un diálogo con representantes de quienes abogan por la salida del presidente y la oposición, con el objetivo de poner fin a los disturbios que comenzaron en febrero, tras las revueltas populares en Túnez y Egipto contra sus respectivos mandatarios. Por su parte, los países que conforman el colectivo aportarán a ambas partes ideas que permitan superar el actual statu quo, según aseguraron en un comunicado difundido al cabo de un encuentro que compartieorn en Arabia Saudita.