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Francia se convirtió ayer en el primer país en admitir que suministró armas a los rebeldes que quieren derrocar al líder libio Muammar Khadafi. La prensa parisina informó que a comienzos de junio aviones de Francia lanzaron en paracaídas grandes cantidades de armas, incluyendo lanzacohetes, rifles de asalto, ametralladoras y misiles en la región de Jebel Nafusa, al sur de Trípoli. “Hubo envíos debido a que la situación humanitaria se agravó y en un momento parecía que la seguridad estaba amenazando a los civiles que no podían defenderse”, admitió el portavoz de las fuerzas armadas de Francia, Thierry Burkhard. De acuerdo con el portavoz, se trataba de armamento que puede ser utilizado por civiles, armamento liviano de infantería de tipo fusil.

Francia, uno de los países impulsores del ataque internacional a Libia, se convierte así en el primer país en reconocer que brindó armas a los rebeldes desde que comenzaron los ataques, hace más de tres meses, tras una resolución de Naciones Unidas para proteger a los civiles, pese a que la misma no contempla el suministro de armas a los insurgentes. La rebelión contra los 41 años de gobierno de Khadafi avanza lentamente desde que los países de la OTAN comenzaron su misión, pero los insurgentes dicen que están acercándose a Trípoli.

El ministro de Información del Consejo Nacional de Transición libio, Mahmoud Shamman, dijo por su parte que los rebeldes no han solicitado ayuda militar adicional. “Estamos consiguiendo nuestros medios (militares) de otros lugares”, dijo Shamman en declaraciones a la prensa en París tras una reunión del presidente del Comité Ejecutivo del Consejo Nacional de Transición, Mohamed Jibril, con el presidente francés, Nicolas Sarkozy. De acuerdo con el diario Le Figaro, las armas se arrojaban para asistir a los rebeldes que se encontraban en la periferia de Trípoli y para alentar una revuelta popular en la ciudad. “Si los rebeldes pueden acudir a las afueras de la capital, Trípoli tendrá la chance de vencer a Khadafi”, dijo una fuente oficial citada por el diario. “A los mercenarios del régimen ya no se les paga y apenas se los alimenta. Hay una falta de combustible alarmante. La población ya tuvo suficiente”, continúa la fuente.

De acuerdo con el diario Le Figaro, las armas eran arrojadas desde aviones en la región de Djebel Nafusa, en donde los bereberes se levantaron para unirse a la rebelión contra el régimen de Muammar Khadafi. Las fuerzas rebeldes están sitiadas en un enclave en Benghazi, al este del país, pero hasta ahora no han podido avanzar sobre Trípoli.