EL MUNDO › MURIERON CUATRO MILITARES ESTADOUNIDENSES POR LA INMOLACION DE UN IRAQUI EN UNA DE LAS PRINCIPALES CIUDADES EN CONFLICTO
Aparecen los kamikazes, la división oculta de Saddam
Un oficial iraquí se inmoló con una bomba a bordo de un taxi cerca de un puesto de control en el norte de la ciudad de Najaf, provocando su muerte y la de cuatro soldados norteamericanos. El hecho inauguró un nuevo capítulo de la guerra, cuya fase convencional prosiguió con combates errestres en torno a las ciudades de Karbala y Nasiriya.
Fue el primer atentado suicida iraquí lanzado contra las fuerzas estadounidenses desde que comenzaron la ofensiva en Irak. Una “operación de martirio”, la llamaron inmediatamente los medios iraquíes. Y fue protagonizada por un oficial iraquí que se inmoló con una bomba a bordo de un taxi cerca de un puesto de control instalado al norte de la ciudad de Najaf, provocando su muerte y la de cuatro soldados norteamericanos, según fuentes estadounidenses, aunque la televisión iraquí habló de 11 bajas. El ataque fue dirigido contra miembros de la 3ra. División de Infantería norteamericana, ubicada a unos 150 kilómetros al sur de Bagdad. El gobierno de Saddam Hussein, quien reapareció en la televisión iraquí, condecoró “al combatiente mártir” con dos de las más altas distinciones militares en Irak a título póstumo, entre ellas, la prestigiosa medalla de Um al Maarik, o Madre de Todas las Batallas, nombre dado por los iraquíes a la Guerra del Golfo de 1991. El vicepresidente iraquí Taha Yassin advirtió que “el atentado suicida es sólo el comienzo y en los próximos días habrá cada vez más”.
Luego de besar el Corán, el oficial Alí Jaafar Mussa Hammadi Al-Numani dirigió su coche bomba hacia los tanques enemigos. Se transformó él mismo y el explosivo que transportaba en su vehículo en un arma letal. Su muerte ocurrió frente a un puesto de control del ejército estadounidense cerca de Najaf, cuando fingió tener un desperfecto en el taxi que manejaba y atrajo a los soldados hacia su trampa. Según informó la televisión iraquí, el atentado también destruyó dos tanques y dos camiones de transporte de las tropas. El vicepresidente iraquí dijo en conferencia de prensa en Bagdad que “cualquiera que lleve adelante una operación de martirio no necesita órdenes”, sin responder directamente si el mando militar había dado instrucciones para ejecutar el ataque. Los soldados de la coalición anglo-norteamericana “serán recibidos como se merecen”, advirtió Yassin. Y amenazó que “utilizaremos todos los medios posibles para matar al enemigo en nuestro territorio, y seguiremos al enemigo a su territorio”.
El ataque se produjo en momentos en que las fuerzas estadounidenses trataban de eliminar el hostigamiento de que eran blanco por parte del híbrido de fuerzas paramilitares iraquíes, a fin de prepararse para un avance final hacia Bagdad. Los soldados, cuyos cuerpos resultaron fáciles presas del fuego explosivo, fueron tomados por sorpresa mientras operaban en un punto de control de la carretera al norte de Najaf. Un taxi se detuvo cerca del lugar y su chofer hizo señas a los soldados para que se acercaran. Cuando estos se aproximaron hizo estallar el coche-bomba. El primer atentado suicida en la guerra de Irak “causó ayer la muerte de cuatro soldados estadounidenses”. Ese fue el modo aséptico en que confirmó las bajas el cuartel general de Estados Unidos en Qatar.
Los comandantes norteamericanos dijeron que el ataque no obligaría a la coalición a modificar su estrategia. “Continuamos dando la máxima prioridad a la protección de la fuerza, pero eso no significa que vamos a replegarnos y ocultarnos en madrigueras”, declaró el coronel Will Grimsley, comandante de la primera brigada. El Pentágono mostró preocupación al comparar el ataque con acciones terroristas. El atentado coincidió con la difusión de una fatwa, un decreto religioso, dictado por el jefe de la asociación de los ulemas (o sabios) musulmanes iraquíes, jeque Abdel Karim Al-Mudarres, quien exhortó a la población a la yihad (guerra santa) contra las fuerzas anglo-estadounidenses. “Quien muera en los combates será un mártir”, dijo el jefe de los ulemas.
Entretanto, las fuerzas estadounidenses y británicas lanzaron en la madrugada de ayer misiles guiados por láser contra un edificio en la ciudad sureña de Basora donde estaban reunidos unos 200 guerrilleros de los Feddayin Al Saddam, para golpear al partido oficial Baath. El ministro de Información iraquí, Mohammad al Sahaf, denunció por su parte que soldados británicos destruyeron depósitos de comida y otros elementos de primera necesidad en esa ciudad, que contenían el equivalente de 20.000camiones con cerca de 76.000 toneladas, importados por el programa de la ONU “petróleos por alimentos”.
Los combates de tierra continuaron sobre todo cerca de las ciudades de Karbala y Nasiriya, mientras las fuerzas norteamericanos reanudaron sus ataques aéreos destinados a debilitar las posiciones de la Guardia Republicana en torno a Bagdad. Un militar norteamericano de alto rango anunció que hubo 130 muertos tras un ataque lanzado al norte iraquí por miles de combatientes kurdos respaldados por fuerzas de Estados Unidos, contra el grupo islamista Ansar Al Islam. Según el Pentágono, siete misiles crucero Tomahawk erraron hasta ahora sus objetivos. Por otra parte, algunas de las unidades norteamericanas de combate en el centro-sur de Irak frenaron su avance mientras se reforzaban las líneas de abastecimiento y comunicaciones. Por la noche, se registraron nuevos bombardeos en el sur de la capital, causando explosiones en cadena. La defensa antiaérea iraquí respondía al ataque contra Bagdad y su periferia.