Desilusionados y preocupados por un futuro cada vez más incierto, los griegos van a las urnas mañana en medio de la peor crisis de la posguerra, entre el cansancio de los más viejos y el pedido de cambio de los jóvenes. El líder socialista griego, Evangelos Venizelos, logró una asombrosa recuperación de su partido desde que asumió sus riendas, pero igual llega a las elecciones con el pesado lastre de haber implementado y de tener que defender uno de los ajustes más duros y resistidos de la historia del país. Desde que Venizelos asumió el liderazgo del Pasok, en marzo, consiguió infundir nueva vida en el partido, llevándolo al segundo puesto en los sondeos detrás del conservador Nueva Democracia (ND), cuyo candidato es el economista Antonis Samaras. Estos dos partidos, que actualmente gobiernan en una incómoda coalición, son desde hace décadas las dos mayores fuerzas políticas, pero sus filas enflaquecieron con una sangría de seguidores que se pasaron a partidos más chicos, molestos con los ajustes atados a los rescates financieros que recibió Grecia.