Sábado, 2 de junio de 2012 | Hoy
EL MUNDO › CERRO A 536 DESPUES DE TOCAR UN PICO DE 547, NIVELES NUNCA VISTOS QUE LLEVAN LA TASA A CASI 7
Nada parece frenar la caída de España, ni el apoyo del FMI ni las recomendaciones de la Unión Europea sobre cómo ajustar. Los mercados no creen que Madrid pueda sostener a sus bancos ni Bruselas proveerle fondos.
Ni la reunión del gobierno con el FMI ni las recomendaciones de Bruselas lograron disminuir esta semana la presión del mercado sobre España. Por el contrario, redobló ayer su coacción sobre el país ibérico, cuyo riesgo país marcó un nuevo record histórico al escalar hasta los 547 puntos, aunque finalmente cerró la jornada en 536. Ante la ausencia de un plan viable para sanear la banca del país sin acudir a un rescate europeo, el riesgo país español alcanzó un nuevo máximo histórico después de una semana en niveles inéditos. Por su parte, el interés del bono a diez años se situó en el 6,6 por ciento, cada vez más cercano al temido siete por ciento, cifra que elevaría el costo a mediano plazo a tal punto de que para España sería imposible contratar más deuda.
La vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se reunió el jueves en Washington con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, y con el secretario de Estado del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner. Lagarde negó que España haya pedido ayuda al FMI y que el organismo esté preparando un plan para el país, mientras Geithner mostró su respaldo a las reformas y medidas adoptadas por el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, en busca de una solución para la banca. El secretario del Tesoro norteamericano se mostró partidario de que las entidades bancarias españolas pueden acudir al fondo de rescate sin que sus gobiernos se vean obligados a solicitar un rescate formal.
Sin embargo, esta opción, que entraba en los planes de Rajoy, fue descartada tanto por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, como por el Ejecutivo comunitario, debido a que no lo permite la normativa comunitaria. Tampoco sirvió que Bruselas haya propuesto días atrás retrasar un año, hasta 2014, el cumplimiento del objetivo de déficit del 3 por ciento, ya que lo condicionó a un ajuste más profundo, lo que compromete las perspectivas de crecimiento. Con la negativa del BCE a intervenir para comprar deuda soberana, el plan de Rajoy de recurrir al mercado para recapitalizar Bankia, la cuarta entidad del país intervenida por el gobierno, resultaría muy caro, según coinciden los analistas.
Bankia necesita 19 mil millones de euros adicionales, que se suman a los 4456 que ya recibió del Estado y que el gobierno transformará en acciones, lo que fue presentado como una nacionalización.
Como informó el diario El País, el ex presidente del Bankia Rodrigo Rato rompió el silencio en la reunión del Consejo de Administración de Caja Madrid, que todavía preside, y a través de un informe defendió su actuación y destacó que el plan de capitalización “va a dejar al grupo en una magnífica situación financiera, pues es una inyección brutal de fondos para que la sociedad incremente sus provisiones de forma notable” pero consideró lamentable que esa inyección se haga a costa de fondos públicos y “causando un grave perjuicio a los actuales accionistas de Bankia, pues el efecto dilutivo va a provocar una enorme caída de la cotización”.
El agujero total sería de 23 mil millones sólo en Bankia. Al presentar la reforma del sistema financiero, el 11 de mayo, el ministro de Economía español, Luis De Guindos, estimó que todo el sistema necesitaría 15 mil millones de euros. Aunque fuentes no oficiales explicaron que el agujero del sistema financiero español está cuantificado en unos 180 mil millones de euros. De ahí que se planteara como única alternativa al rescate que el BCE financie directamente o indirectamente a los bancos en problemas. Si bien Bruselas es partidaria de modificar la normativa que no permite este tipo de actuación y la canciller alemana, Angela Merkel, no cerró la puerta a hacerlo, el proceso resultaría demasiado largo para las urgencias de España. No obstante, una decisión al respecto, que supondría avanzar hacia un BCE capaz de inyectar liquidez sin límite, enviaría un mensaje claro en defensa de la moneda común y podría disipar la presión sobre España y el resto de países en problemas.
Si no es por esta vía, a España sólo le queda recurrir a un rescate europeo, posibilidad rechazada por Rajoy por su elevado costo político, dado que implicaría negociar con Bruselas un plan de ajuste aún más profundo que el actual, considerado el más grande la historia del país.
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