EL MUNDO
Mirador
MEDIO ORIENTE (I).
Fracasator en Damasco
Colin Powell parece estar en el medio de otra gira diplomática fallida. A su llegada anoche a Damasco, el secretario de Estado norteamericano manifestó su intención de exhortar a Siria a pasar a los “actos” para demostrar que es consciente de la nueva realidad de Oriente Medio después de la caída del régimen iraquí de Saddam Hussein. Antes de aterrizar, les dijo a los periodistas que lo acompañaban que pedirá al líder sirio Bashar al Assad que Siria deje de apoyar a los grupos radicales palestinos y libaneses hostiles a Israel, ponga fin a su programa de armas químicas y rompa con los ex responsables del derrocado régimen de Saddam Hussein. Recibido a su llegada a Damasco por su homólogo sirio Faruk al Shara (foto), Powell anunció que tenía prevista para hoy una entrevista con Assad, que se opuso a la intervención norteamericana en Irak y a quien le explicará que la Hoja de Ruta se refiere a una paz iraelo-árabe global. Añadió que quería conocer la evaluación de la situación por parte del presidente sirio. A su vez, Siria hizo saber que estaba abierta al diálogo aunque no dispuesta a que se le impongan “concesiones”.
MEDIO ORIENTE (II).
Un entierro y una amenaza
Millares de palestinos se manifestaron ayer por las calles de Gaza, dando gritos contra el primer ministro Abu Mazen, mientras acompañaban hasta el cementerio los cuerpos de las doce víctimas registradas el día anterior en una ofensiva del ejército israelí, en una operación destinada a acabar con la cúpula militar de Hamas. En el transcurso de la manifestación la dirección de las Brigadas de Ezzdine al Qasam, el ejército secreto de Hamas, difundió un comunicado en el que amenaza con represalias a todas las fuerzas que trataran de desarmar las milicias palestinas, en una clara advertencia dirigida también al primer ministro Abu Mazen que en su discurso de investidura del pasado lunes, anunció su intención de poner fin al “caos armado” y de desarmar a las milicias. El comunicado de la milicia de Hamas condenó por enésima ocasión el plan de paz de la comunidad internacional, denominado Hoja de Ruta, y aseguró que todas aquellas fuerzas políticas palestinas que trabajaran para su puesta en práctica serían consideradas “colaboradores de Israel”. Esto es casi una amenaza de muerte para el nuevo premier palestino.