Sábado, 5 de enero de 2013 | Hoy
EL MUNDO › EN CONTRA DEL GOBIERNO CHIíTA DE AL MALIKI
Decenas de miles de iraquíes salieron ayer a las calles a protestar en distintos puntos del país. Exigieron el fin de la discriminación que consideran sufren los sunnitas por parte del gobierno del primer ministro, el chiíta Nuri al Maliki.
Las mayores manifestaciones fueron organizadas en las provincias de Nínive, Salahedin y Kirkuk, al norte de Bagdad, y en Al Anbar, al oeste de la capital. También tuvieron lugar en Ramadi, Tikrit, Samarra y Mossul. La mayoría de los manifestantes, que criticaron sobre todo al primer ministro Al Maliki, son islámicos de confesión sunnita. En Bagdad, tras la oración de los viernes, varios cientos de manifestantes se reunieron en el barrio Al Adhamiya, mayoritariamente sunnita, bajo el lema “Viernes de la firmeza”. Los participantes en las concentraciones llevaban carteles en los que se podía leer “Los sunnitas y los chiítas son hermanos, y esta patria no la vendemos” y “Los sunnitas y los chiítas son hermanos en el mismo país”. Asimismo, corearon consignas en las que exigían la caída del gobierno y rechazaron el desempleo, la falta de servicios básicos y la desigualdad a la hora de acceder a trabajos gubernamentales, ya que los sunnitas se consideran marginados de los puestos en el Estado. Otras de sus reivindicaciones fueron la liberación de los detenidos sin cargos, la suspensión de sentencias de condena a muerte, la anulación de la “ley antiterrorismo” y la prohibición del uso de consignas religiosas y los arrestos arbitrarios.
Las manifestaciones transcurrieron sin incidentes, excepto en Mosul, capital de Nínive y situada a 400 kilómetros al norte de Bagdad, donde la policía disparó al aire para dispersar a los miles de participantes de la protesta en la céntrica plaza de Ehtifalat.
Las concentraciones, que comenzaron hace diez días, empezaron en la provincia de Al Anbar y se extendieron a otras regiones, tras la detención el 20 de diciembre de varios guardaespaldas del ministro de Finanzas, Rafea al Isaui, miembro de la coalición opositora Al Iraqiya, de tendencia laica e integrada por líderes sunnitas y chiítas. Al Maliki reconoció la legitimidad de algunas de las demandas de los manifestantes sunnitas y se comprometió a atenderlas personalmente. Anteriormente, Al Maliki había amenazado con disolver por medio de la violencia las protestas; sin embargo, hasta ahora la policía no realizó ninguna acción represiva. Los manifestantes recibieron el respaldo del movimiento del líder espiritual chiíta, Muktada al Sadr, y la alianza Al Irakiya, ambos con representación parlamentaria.
Al Maliki reconoció la legitimidad de algunas de las demandas de los manifestantes sunnitas y se ha comprometido a atenderlas personalmente. “Seguimos con mucha atención lo que ocurre en varias provincias escenarios de protestas, que tienen algunas peticiones legítimas y otras que se contradicen con el sistema político del país, en el que todos dependemos de la Constitución y las leyes”, dijo Al Maliki hace tres días en un comunicado dirigido al pueblo.
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