Sábado, 5 de enero de 2013 | Hoy
EL PAíS › EL GOBIERNO DE MAURICIO MACRI CONFIRMó QUE CERRARá ESA LíNEA DESDE EL 12 DE ENERO HASTA EL 8 DE MARZO
Durante el cierre se reemplazarán los viejos vagones belgas de madera. La administración PRO ignoró el plan alternativo que los metrodelegados habían diseñado para que los usuarios no se vieran perjudicados con la paralización del servicio.
Por Werner Pertot
“La gente tendrá que buscar otras formas de viajar”, había dicho Mauricio Macri sobre el cierre de la línea A. Ayer el gobierno porteño informó que estará sin funcionar durante dos meses, entre el sábado 12 de enero y el 8 de marzo inclusive. El 9, el jefe de Gobierno espera hacer una reapertura a toda pompa, con las nuevas unidades con aire acondicionado y cámaras de seguridad. Los metrodelegados, que habían propuesto un plan alternativo para no cerrar el subte, advirtieron que cuando reabra la línea A será con un sistema de frenos idéntico al que está ahora y que este mismo recambio se podría haber hecho con el resto de los vagones que vendrán de China a fin de año. Esto hubiera evitado el impacto sobre la frecuencia, dado que en marzo se reinaugurará con menos vagones de los que están ahora.
Macri no estuvo ayer para el anuncio, ya que prefirió ir a las playas de Pinamar a una recorrida de campaña (ver aparte). El encargado de dar la mala noticia en su lugar fue el titular de la empresa estatal de subtes (Sbase), Juan Pablo Piccardo. “Pedimos disculpas a todos los usuarios por las molestias que el cierre de la línea les ocasionará y queremos reafirmar que esta medida es necesaria para garantizar la seguridad de todos”, afirmó el ex CEO de Isenbeck. Los metrodelegados le contestaron que el problema con el subte no es la seguridad de los trenes, sino la falta de ampliación de la red y el hacinamiento de los pasajeros.
El comunicado de Sbase habla de un “plan de renovación de material rodante” que servirá para “garantizar la seguridad de los pasajeros”. “El plan consiste en el retiro de los 55 coches Le Bru-geoise de cien años de antigüedad que hoy están funcionando para reemplazarlos por 45 nuevos coches con aire acondicionado y la más moderna tecnología”, afirmó Piccardo. Los trenes son, en realidad, noventa y cinco, pero Pi-ccardo sostuvo que 33 están rotos y otros siete están en reparaciones. Fuentes del sector indicaron que había 92 en funcionamiento.
En línea con la gestión PRO, Piccardo argumentó que el cierre completo de la línea A es imprescindible y no hay otra manera de hacerlo. Sostuvo que esto implicará sacar los coches viejos a la superficie desde Primera Junta y hacer pruebas con los coches nuevos, que requieren pasar por un recorrido de 2000 kilómetros en total, cargados con bolsas de arena.
El funcionario ignoró así el plan alternativo que habían trazado los metrodelegados, que permitía que la mitad de la línea siguiera abierta. El titular de Sbase anunció que si no la cerraban “el cambio de formaciones llevaría no menos de ocho meses con los antiguos coches en marcha, tiempo inaceptable de acuerdo con las recomendaciones de la auditoría técnica realizada por el Metro de Barcelona”.
En el comunicado de Sbase, citaron un párrafo de la costosa auditoría externa, en el que se lee: “No se recomienda mantener la oferta comercial con trenes Brugeoise. Estos presentan una tecnología obsoleta que no cumple los estándares actuales de seguridad. Especialmente en lo que se refiere a los equipos de freno, estructura de caja y puertas. Se recomienda la retirada del servicio”. Nada dice de la urgencia.
Piccardo indicó que harán el cambio de potencia (de 1100 a 1500 volts) y de las ruedas de los coches Fiat, la prueba de los coches traídos de China –45 vagones– y la capacitación de los conductores.
Piccardo afirmó que los nuevos coches tendrán capacidad para 133 pasajeros, aire acondicionado y cámaras de seguridad. También dejó en claro que los coches viejos (Le Brugeoise) no irán a parar a “un asadito” –como sugirió en broma Horacio Rodríguez Larreta–, sino que 15 de ellos serán conservados como piezas de museo. Sobre el destino de los otros 80, indicó que evalúa donarlos a “asociaciones civiles y organismos con fines culturales y recreativos”, sin mayores precisiones.
Consultado por este diario, Pianelli detalló que la auditoría de Barcelona señalaba que los trenes viejos eran “obsoletos”, pero no inseguros. El principal problema es que tienen un sistema de señales y frenado mecánico y no electrónico. El detalle –según el secretario general de los metrodelegados– es que los nuevos trenes también empezarán a funcionar con ese sistema, que se irá reemplazando por el electrónico durante el año. “Nos parece un error estar discutiendo hoy el problema de los trenes, cuando el problema central del subte porteño no es el de sus trenes, sino el de la ampliación de la red”, advirtió Pianelli.
“La auditoría de Barcelona –que costó 400 mil euros– señala que los subtes de la línea A no son inseguros. El problema del subte no es que es inseguro, como dice el jefe de Gobierno. El problema del subte de Buenos Aires es que tiene 45 km”, señaló el gremialista, que hizo algunas comparaciones con otros subtes. Como se sabe, las comparaciones son odiosas: “El subte de Madrid tiene 324 kilómetros. Y Madrid tiene la misma población que nosotros. El de Teherán tiene 100 kilómetros, con 20 años de existencia. El de Santiago de Chile, también –enumeró Pianelli–. El problema es cuántos túneles se hacen, algo que el jefe de Gobierno remarcó en la campaña electoral de 2007: ‘¿Qué, somos idiotas que no podemos hacer 13 kilómetros por año?’. Todo indicaría que sí, que somos idiotas.” Macri ya advirtió que no va a ampliar la red. Tampoco queda claro cuándo tiene previsto inaugurar las estaciones que ya están terminadas como las de Nazca y Plaza Flores (línea A) y las de Echeverría y Rosas (línea B).
El secretario general de la Asociación de Trabajadores del Subte y Premetro (Atsyp) recordó que se sacarán 95 vagones antiguos y se los reemplazará por tan solo 45, lo que afectará la frecuencia en la línea A. “La gente va a viajar más hacinada pero con aire acondicionado”, ironizó. “Los trenes de madera no tienen problemas de seguridad. Lo que dice la auditoría es que es tecnología obsoleta: el sistema de señales y de frenado es mecánico y no electrónico. Pero los que van a poner tampoco lo van a tener”, indicó. Se irían cambiando a lo largo del año por el sistema electrónico. Pianelli también acotó que en el trascurso del año van a seguir llegando unos 100 vagones más, por lo que podrían haber hecho el cambio a fin de 2013. “Esto demuestra que lo único que interesa es una acción electoralista marketinera”, concluyó.
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