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El Senado de Francia comenzó a debatir ayer sobre la ley que autoriza el matrimonio entre personas del mismo sexo impulsada por el gobierno socialista y que dividió a la opinión pública.

La norma, que ya cuenta con media sanción, está considerada como el mayor proyecto de reforma social del presidente Francois Hollande. Sin embargo, todo parece indicar que el texto cuenta con menos respaldo en la Cámara alta del que obtuvo el pasado 12 de febrero en la baja, cuando recibió el apoyo de 329 diputados, 100 más de los que votaron en contra.

“Tenemos el honor de presentar un proyecto de ley aprobado ampliamente en la Asamblea Nacional y que abre el matrimonio y la adopción a las parejas del mismo sexo”, dijo la ministra socialista de Justicia, Christiane Taubira, al origen del proyecto de ley. La ministra agregó que el texto no hace más frágil la institución de la familia, sino que la refuerza. Por otro lado, el senador de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) Patrice Gélard destacó en su intervención que la Constitución francesa obliga a supeditar las leyes galas a los tratados internacionales adoptados y que éstos definen aún el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer.

La legislación, que también permite la adopción de hijos por parte de parejas del mismo sexo, enfrentó a sectores católicos y conservadores con sectores de izquierda, reformistas y asociaciones de homosexuales. Ante lo ajustado del resultado que se prevé en el Senado, los opositores al texto han intensificado sus protestas. Tras haber convocado dos grandes manifestaciones, una el 13 de enero y otra el 24 de marzo en las que aseguraron haber reunido a más de un millón de personas en cada una, están preparando una nueva para el mes próximo si el gobierno no retira la propuesta.

Un sondeo difundido ayer por la cadena de televisión BFM TV mostró que el 53 por ciento de los franceses es favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo, un punto menos que en diciembre pasado.

El Senado, donde la izquierda tiene una mayoría de seis bancas, debatirá la polémica ley hasta el próximo día 13 con cierta incertidumbre sobre la decisión final, después de que varios diputados de diferentes formaciones políticas hayan anunciado que romperán la disciplina de voto de sus partidos.