El líder del centroizquierda italiano, Pierluigi Bersani, se reunió ayer con su mayor rival, el magnate de las comunicaciones y líder de la derecha, Silvio Berlusconi. Fue un encuentro para debatir sobre la elección, clave, de este mes del nuevo presidente de la República, en momentos en que Italia se encuentra en una parálisis política. La reunión duró noventa minutos. A su término, Bersani no hizo declaraciones a la prensa y parecía bastante tenso. Según Enrico Letta, de la Secretaría de la Formación de Izquierda (Partido Democrático), se trató de un intercambio “útil” para fijar los criterios con que se escogerá “a la figura que garantice la unidad de Italia”, dijo. Hasta ahora, Bersani ha rechazado toda alianza con la derecha para salir de la crisis que vive el país tras las elecciones legislativas de febrero, que no dieron un vencedor claro y, por lo tanto, no se ha podido formar un gobierno estable. Berlusconi ha propuesto en varias ocasiones una alianza a Bersani, pero éste se niega a pactar con su enemigo político desde hace casi veinte años. “Cuando me reúna con él, le diré claramente: ‘No te olvidamos. Te conocemos, te conocemos, aun si vienes disfrazado’”, declaró Bersani poco antes del encuentro, en un programa de la televisión pública.

La elección del nuevo presidente de la República, a partir del 18 de abril, según las complejas normas de una república con un régimen parlamentario, es un momento muy importante, ya que los candidatos deben ser figuras por encima de la partes, debido a que el presidente permanece en el poder por siete años y es elegido por votación por las dos salas del Parlamento. El actual presidente, Giorgio Napolitano, cuyo mandato termina el 15 de mayo, ya no tiene más el poder de disolver el Parlamento ni de convocar nuevas elecciones, prerrogativas de su cargo, y su sucesor deberá encontrar la vía para salir del atolladero político.