Los iraquíes votaron ayer para renovar las asambleas provinciales del país. Son las primeras elecciones celebradas desde la salida de las tropas estadounidenses, en 2011. El conteo de los votos comenzará hoy, aunque los resultados oficiales serán dados a conocer en los primeros días de mayo.

Poco después del cierre de las mesas de votación, la Comisión Electoral informó que la tasa de participación fue del 51 por ciento. Una participación aparentemente baja podría abrir un interrogante sobre la validez de la consulta, considerada un barómetro sobre la popularidad del primer ministro, el chiíta Nuri Al Maliki, con problemas con sus socios de coalición y la minoría sunnita, ante las legislativas previstas para el próximo año. Diversos diplomáticos y observadores puntualizaron que solamente doce de las dieciocho provincias de Irak organizaron las elecciones. En el norte, las tres provincias de la región autónoma del Kurdistán disponen de un calendario electoral diferente y, en Kirkuk, un contencioso entre diferentes comunidades impide la celebración de estas elecciones. Asimismo, dada la inestabilidad que reina en Bagdad, la capital ha decidido posponer los comicios en Al Anbar (oeste) y Nínive (norte), dos provincias de mayoría sunnita donde tienen lugar la mayoría de las manifestaciones antigubernamentales desde hace cuatro meses.

La campaña se vio marcada por un recrudecimiento de la violencia. Catorce candidatos fueron asesinados desde principios de año y más de cien personas murieron la semana pasada en diversos atentados. Ayer también se produjeron incidentes. Dos personas resultaron heridas por tiros de mortero cerca de un colegio electoral en Bagdad y una bomba estalló en la provincia de Babilonia, cerca de la vivienda de un miembro de las fuerzas de seguridad, sin dejar heridos.