EL MUNDO › LOS MOVIMIENTOS SOCIALES OCUPAN VIVIENDAS VACíAS PARA ALOJAR A LAS PERSONAS QUE ESTáN PERDIENDO SUS CASAS

Plan B contra los desalojos en España

Para frenar el drama de los desahucios, las Plataformas de Afectados por la Hipoteca pusieron en marcha un nuevo plan de acción: la ocupación de departamentos que las entidades financieras acumulan tras años de crisis inmobiliaria.

 Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

En España hay 3,4 millones de viviendas vacías, según cifró recientemente su Instituto Nacional de Estadística. Sin embargo, cada día son más las personas que se ven obligadas a dormir en la calle por no poder pagar su crédito a los bancos. Para frenar el drama de los desahucios, las Plataformas de Afectados por la Hipoteca (PAH) pusieron en marcha un nuevo plan de acción: la ocupación, para quienes están perdiendo su casa, de departamentos que las entidades financieras acumulan tras años de crisis inmobiliaria.

En Sabadell, un municipio vecino a Barcelona, las cerca de 250 personas que participan del colectivo antidesahucios celebraron la primavera, el pasado 13 de abril, abriendo un bloque de 40 viviendas nuevas que dormía vacío desde hace cuatro años. “Fue una fiesta increíble, bailábamos de alegría”, cuentan Nabila y Rafik, la primera pareja en entrar a vivir, con sus tres hijas, en el edificio liberado.

El bloque de la calle Sant Ferran nunca estuvo habitado porque a sus promotores les fue imposible vender los departamentos tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Originariamente eran propiedad de un banco local, Caixa Penedès-Banc Mare Nostrum (BMN), pero al ser intervenido por el Estado, sus bienes fueron traspasados a lo que en España se conoce como “banco malo”, el Sareb, una sociedad anónima creada expresamente para la gestión de los activos “tóxicos” de las entidades nacionalizadas. Como este inmueble, cientos. Y como la ocupación que llevó a cabo la PAH Sabadell, hubo ocho ya en Cataluña. Es tan sólo el inicio de una campaña que las más de 130 plataformas antidesahucios del Estado español lanzaron de manera conjunta con el nombre de Obra Social la PAH, en irónica alusión a las entidades que los bancos dedican a proyectos comunitarios.

“Es vergonzoso que sean las cajas y los bancos el agente social que más bienes inmuebles acumulan mientras se quitan la responsabilidad en este drama y se niegan a ceder viviendas a la administración”, declara en un comunicado el colectivo de Sabadell. El propio gobierno se comprometió a no criticar públicamente las ocupaciones de la PAH, desbordado por la incapacidad de dar respuesta a las decenas de familias que cada semana se quedan en la calle. Ante la negativa de los bancos de cederle a la administración parte de su patrimonio edilicio, los servicios sociales no hallan solución para el creciente número de afectados que acuden a sus oficinas. Por eso, según asegura Emma Giné, una de las impulsoras de la PAH Sabadell, cada semana se acercan a la asamblea de la plataforma entre diez y veinte casos nuevos, derivados directamente por los trabajadores sociales.

En el edificio de esta localidad catalana se instalaron, de momento, las cuatro familias que, una vez agotadas todas las vías legales y administrativas, no pudieron evitar ser expulsadas de sus casas. “En los próximos días, irán incorporándose más personas, siempre de acuerdo con la urgencia de cada caso y a lo que se decida entre todos en la asamblea”, explica Emma.

En vez de dormir en la calle, Felipe, su esposa y sus tres hijos tienen ahora la oportunidad de rehacer su vida en un hogar que no sólo está en perfectas condiciones sino que hasta dispone de lavavajillas y secarropas, electrodomésticos con telarañas que jamás habían sido utilizados. El edificio no cuenta aún con electricidad, pero “si hay algo que no nos faltan son albañiles” dicen, entre apenados y contentos, los nuevos inquilinos, muchos de ellos antiguos empleados de la construcción y hoy parados de larga data. Felipe, por ejemplo, en los últimos dos años sólo pudo trabajar tres meses. Como su mujer tampoco encontraba empleo, tuvieron que dejar de pagar la hipoteca y solicitaron un alquiler social al banco, topándose con las paradoja de que se les exigía un sueldo de mil euros para acceder a este tipo de ayudas. Toda la familia abandonó entonces el departamento y ocupó una planta baja que de inmediato la policía (por orden del banco propietario) dio dos días para desalojar. Felipe, desesperado, fue en busca de ideas a la biblioteca municipal y mirando Internet encontró información sobre el movimiento de las PAH. Esa misma tarde ya estaba participando en la asamblea y al día siguiente, acompañado por algunos de los activistas, fue al juzgado y consiguió que le dieran un mes de plazo para encontrar otro sitio donde alojarse. “La verdad es que no extraño mi casa. Aquí, como no tenemos tele, hacemos tertulia todas las noches con los demás compañeros y nos la pasamos muy bien”, cuenta Felipe, en su nueva residencia.

Si hay algo en lo que coinciden todos los participantes de la PAH de Sabadell es en la importancia del apoyo mutuo. Pese a que no se conocían desde antes, lo que los une ahora es tan fuerte que se sienten parte de una gran familia. Además del trabajo colectivo en la asamblea, una vez por semana se reúnen en lo que llaman “la comisión de soporte”, un espacio pensado para que los afectados por el drama de los desahucios puedan desahogarse y compartir sus experiencias. “La primera vez que fui entré llorando y salí riendo, ¡no hay mejor psicólogo que éste!”, confiesa Miguel, otro habitante de una de las 40 viviendas ocupadas.

Emma Giné, activista de la PAH, también hace hincapié en la transformación que viven las familias al involucrarse en la lucha colectiva. “Llegan avergonzados y con un gran sentimiento de culpa por creer que han fracasado en su proyecto de vida –explica– y a los pocos días se dan cuenta de que, al igual que tantos otros, han sido víctimas de un fraude generalizado.” El perfil de los usuarios es mayormente el de personas que nunca antes habían militado en un movimiento social y que, sin embargo, ahora se manejan de forma natural con las dinámicas asamblearias y la acción solidaria. “Enseguida toman conciencia de que aquí no vienes a resolver tu caso, sino el tuyo y el de todos los demás”, concluye Emma.

Pero el respaldo no proviene sólo desde dentro de la PAH. No bien ocupado, muchos vecinos de Sabadell se acercaron al bloque de viviendas con comida, ropa y muebles. Así lo testifica Nabila, una mujer marroquí, madre de tres niños pequeños que, junto a su marido, habitan en el inmueble luego de haber perdido su casa. Ambos se muestran muy agradecidos y Rafik, que viene de declarar en el juzgado como imputado en la ocupación del 13 de abril, apunta que hasta la municipalidad y los jueces le manifestaron su apoyo. De hecho, los funcionarios les permitieron empadronarse allí para que los niños puedan seguir yendo a la escuela y los magistrados resolvieron, en vez de hacer un desalojo cautelar del edificio, abrir un proceso para estudiar con más tiempo la denuncia del banco.

El plan de acción de la PAH es iniciar una negociación con el Sareb para conseguir que las personas que habitan los bloques ocupados (éste es ya el tercero en Sabadell) puedan constituirse jurídicamente como una comunidad de vecinos y pagar así, al banco, un monto similar al de un alquiler social.

La campaña de ocupación de viviendas vacías es la vía que las PAH de todo el Estado decidieron llevar adelante tras ver tumbada por el partido de Mariano Rajoy la Iniciativa Legislativa Popular que, con el respaldo de 1,4 millón de firmas, reclamaba la dación en pago de los pisos hipotecados, la paralización de los desalojos y la instauración de un alquiler social. Por eso, el colectivo antidesahucios de Sabadell asegura: “No nos dejan más opción que desobedecer el absurdo”.

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En el edificio de Sabadell se instalaron cuatro familias que fueron expulsadas de sus casas.
 
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