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En su primer día como presidente de la Unión Europea (UE), el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, le propuso al diputado alemán Martin Schulz “el papel de capo” de un campo de concentración nazi. Schulz había cuestionado la inmunidad que el Parlamento italiano le dio a Berlusconi, que en su país enfrenta acusaciones por corrupción. El gobierno alemán dijo que las declaraciones del premier italiano fueron “inaceptables”. A su vez, el ministerio italiano de Relaciones Exteriores dijo que las críticas de Schulz son una “ofensa grave”. Para el premier italiano, todo fue “una broma”.
En su primer discurso como presidente de la UE en el Parlamento de Estrasburgo, Berlusconi fue interrumpido por diputados del grupo verde, que llevaban pancartas que decían “La ley es igual para todos”. Se referían a la inmunidad que el Parlamento italiano le dio a Berlusconi y que lo protegerá durante todo su mandato en la UE –el premier italiano todavía tiene que responder por acusaciones de corrupción en un caso de coimas a jueces en 1985–. Mientras Berlusconi pronunciaba su discurso, no faltaron los abucheos, insultos y silbidos. Pero la polémica estalló cuando el premier italiano llamó nazi al diputado socialdemócrata alemán Martin Schulz. Minutos antes, éste había dicho que tenía miedo de que “el virus del conflicto de intereses italiano fuese transferido a la UE”. Entonces, Berlusconi le contestó que “un director italiano va a filmar una película sobre campos de concentración nazis en la Segunda Guerra Mundial y yo le propondría que usted hiciera el papel de capo”.
La cámara protestó por la reacción del italiano y, en medio de aplausos, Schulz dijo que es “inaceptable que un presidente del Consejo pierda la cabeza de esta forma”. El presidente del Parlamento Europeo, Pat Cox, lamentó “el tono del debate porque daña a Europa”. Berlusconi, que también llamó a algunos diputados “turistas de la democracia”, se negó a retractarse, como le había pedido el presidente del grupo socialista, Enrique Barón.
Más tarde, en una conferencia de prensa, el premier italiano explicó que todo fue “una broma”. Dijo que las críticas de los diputados y la prensa son una “ofensa al pueblo italiano cuando dicen que no respeta la democracia” o declaran que “los italianos son analfabetos y bárbaros”. Sobre su implicación en el caso de soborno, dijo que “no se corresponde con la realidad” y que todo se reduce a “un ataque de algunos jueces que no aceptan los instrumentos de la democracia”. Incluso citó al pensador holandés Erasmo de Rotterdam al declarar que “las decisiones más sabias no necesariamente vienen de la razón, sino de una locura visionaria generosa”. Según Berlusconi, no hay que estar loco para dirigir Europa, “pero hay que tener esta capacidad de ir hacia adelante”. Prometió que durante estos seis meses en la presidencia de la UE trabajará “con mucha serenidad” y evitará “el ridículo”.
En su tapa de esta semana, la revista alemana Der Spiegel sacó una foto de Berlusconi con el título “¿El padrino?”. Hace unos días, el diputado socialdemócrata Michael Müller había dicho que Berlusconi es “corrupto, dañino para Europa y la personificación del nepotismo”. Inmediatamente, la embajada italiana en Berlín pidió explicaciones por las opiniones de Müller. Así que el terreno ya estaba abonado para la arremetida de Berlusconi con su referencia al nazismo, algo que en Alemania es peor que pegarle a la madre. El gobierno alemán dijo que sus declaraciones son “inaceptables”. En Berlín, la reacción contra Berlusconi ha formado una gran coalición de todos los partidos. El secretario general del SPD, Olaf Scholz, declaró que las manifestaciones de Berlusconi son incomprensibles y no se admite la menor ironía ante las numerosas víctimas del nazismo, entre ellas muchos socialdemócratas. Mientras, Schulz declaró que Berlusconi no tiene que disculparse con él, sino ante el Consejo de la Unión Europea.