Martes, 20 de agosto de 2013 | Hoy
EL MUNDO › MONA AL-QAZZAZ, PORTAVOZ DE LOS HERMANOS MUSULMANES EN EL REINO UNIDO
El vocero del partido islamista egipcio señala que la muerte de los 38 presos de Abu Zaabal fue una violación más de los derechos humanos. Los Hermanos seguirán exigiendo la reinstauración de las instituciones y la salida de los militares.
Por Marcelo Justo
Las primeras informaciones sobre una posible liberación del ex presidente egipcio Hosni Mubarak llegan en medio de la entrevista de Página/12 a la portavoz de la Hermandad Musulmana en Londres, Mona Al-Qazzaz. “No sorprende. Todo lo contrario. Deja bien en claro la naturaleza de este gobierno de facto”, señala Al-Qazzaz. No hay confirmación oficial de la afirmación del abogado de Mubarak, pero la mera posibilidad de que el ex dictador egipcio, derrocado en 2011 por la Primavera Arabe, recupere la libertad muestra el vértigo que vive Egipto en estos días.
La Hermandad Musulmana, principal apoyo del depuesto presidente Mohammed Mursi, fue fundada en 1928 para que el Corán sea la “guía de la conducta individual y del Estado”. Acusados de autoritarismo, su presencia fue un foco para las protestas lideradas por sectores seculares contra el gobierno de Mursi que condujeron al golpe de Estado del 3 de julio. Desde entonces, más de 1000 personas han muerto en las manifestaciones para restituir a Mursi al poder. En un sospechosísimo incidente, este fin de semana, 38 detenidos murieron durante un “intento de fuga” mientras que en Rafah, ciudad fronteriza con Israel en el Sinaí, grupos armados islamistas tendieron una emboscada a la policía egipcia que dejó un saldo de 24 policías muertos.
–El jefe del ejército, general Abdel Fattah al Sisi, señaló que hay lugar para todos en la construcción de la democracia. ¿Cuál es la respuesta de la Hermandad Musulmana?
–El no tiene ningún derecho a decidir quién entra o no en la construcción de la democracia egipcia. Solo los egipcios pueden decidir quién participa de la democracia. Al Sisi es un asesino que ha matado a egipcios como nunca antes. El caso de los 38 presos es un ejemplo perfecto de lo que está haciendo. No hubo un intento de fuga. Fue un asesinato a sangre fría. Una violación más de los derechos humanos de esta junta militar. Debería ser llevado ante la Justicia.
–Dado que el ejército no va a deponer las armas o llevar a Al Sisi a la Justicia, ¿qué política van a llevar adelante para lograr sus objetivos?
–Vamos a seguir protestando de manera pacífica hasta que podamos recuperar nuestra democracia. Nuestro primer objetivo es que los criminales en el gobierno sean llevados ante la Justicia y paguen por sus crímenes. En segundo lugar, queremos la reinstauración de las instituciones democráticas. Tercero, que los militares vuelvan a los cuarteles y se dediquen a proteger la soberanía de Egipto. En cuarto lugar, necesitamos una reconciliación nacional en Egipto entre diferentes sectores. La Junta Militar ha favorecido la polarización. Queremos llegar a un compromiso con los otros sectores.
–Pero antes del golpe de Estado, cuando Mohammed Mursi estaba en el poder, la sociedad ya estaba dividida. Muchos acusan a Mursi de islamizar la sociedad, aprobando por decreto una Constitución proislámica.
–La Constitución no era proislámica. Fue escrita por un comité elegido por el Parlamento y aprobada por un referéndum. Ahora tenemos una junta que está escribiendo una nueva constitución. No tienen ningún derecho a hacerlo. En democracia hay mecanismos para protestar e incluso para destituir a un presidente por un proceso legal. Un golpe de Estado no es el camino. Mis compatriotas, entre ellos muchos amigos míos, están siendo asesinados a sangre fría. No sé si mi familia está bien o no. Los más elementales derechos humanos se están violando diariamente.
–Entre los sectores seculares se percibió el golpe como una salida al autoritarismo de Mursi y a propuestas como la de cerrar los negocios a las 10 de la noche para que la gente estuviera bien descansada para rezar por la mañana.
–Reitero que no se islamizó la sociedad. El golpe de Estado es una prueba. Si se hubiera islamizado, no habría sucedido. En cuanto al descontento, no sorprende que existiera. Es lo que pasa en democracia. Hoy los egipcios están protestando en las calles. Las masacres no van a disuadirlos. Todo lo contrario. Hay cada vez más gente protestando.
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