Miércoles, 11 de septiembre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › OPINIóN
Por Oscar R. González *
Ahora que se conmemoran los 40 años del golpe pinochetista quizás haya llegado la hora de recordar a un anónimo militante socialista argentino que fuera una de las víctimas de aquel episodio que truncó la vida del legendario Salvador Allende y su “vía chilena al socialismo”.
Oscar Bugallo, más conocido entonces como El Chileno, había llegado a militar con los jóvenes socialistas que mimeografiábamos Pueblo Rebelde y acompañábamos la lucha de algunas comisiones internas fabriles. Se había sumado para fortalecer la organización de ese pequeño destacamento que provenía del antiguo socialismo argentino con la voluntad de emular al Che y al Compañero Presidente.
De origen comunista, Oscar rápidamente se mimetizó con la modesta organización –y con el Frente de los Trabajadores, que patrocinaba– y asumió en ella el rol de capacitador, no sólo en materia política sino también de cierta autodefensa que era imprescindible para garantizar la presencia militante en aquella época difícil.
Tras un año de compartir la experiencia con aquel grupo que se pretendía afluente de una futura construcción alternativa revolucionaria para un país sometido a una recurrente dictadura cívico-militar, Oscar se fue a Chile para integrarse al Partido Socialista y a la CUT, dejándonos una carta de despedida que concluye premonitoriamente con una doble consigna: “Por el socialismo, a combatir en todas partes. A morir bajo cualquier bandera”.
El golpe del 11 de septiembre lo encontró abocado a organizar la resistencia en los cordones industriales de Santiago. Tiempo después, su compañera, Margie, recibió la funesta noticia de su muerte. Tras los reclamos, pudimos conseguir el envío del cadáver, que recibimos en un tétrico furgón de ferrocarril en la estación Retiro. Un día después, con banderas rojas y puños en alto, lo enterramos en el cementerio de la Chacarita.
Pasaron cuatro décadas intensas en la Argentina, en Chile y en el mundo. Cayeron muros, hubo amaneceres y crepúsculos políticos. Durante esa larga etapa, no supimos en detalle cómo había muerto nuestro compañero. Hasta que, hace unos días, su compañera obtuvo apenas un indicio que fue transformándose en versión y terminó siendo el testimonio de un socialista chileno que compartió militancia con Oscar, estuvo con él durante “aquel fatídico 11 de septiembre” y lo dejó tras una reunión de resistentes, pocos instantes antes de que llegara la partida militar que lo arrestaría y le daría muerte. Era el 8 de noviembre de 1973; Oscar tenía sólo 24 años.
* Socialistas para la Victoria. Secretario de Relaciones Parlamentarias del gobierno nacional.
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