EL MUNDO › LA DESOCUPACION EN BRASIL SUBIO AL 13 POR CIENTO
El desempleo nao teim fim
Desde que asumió Lula en enero se perdieron 443.000 puestos y los ingresos reales cayeron 3,75 por ciento. El Banco Central bajó la tasa del 26 al 24,5 para reactivar a largo plazo.
El desempleo en Brasil llegó en junio al 13 por ciento de la población económicamente activa, el mayor índice desde octubre de 2001, cuando se cambió la metodología de medición. La desocupación superó el 11,6 por ciento de junio del año pasado y el 12,8 por ciento de mayo de este año, cuando igualmente fue considerado un record histórico, según el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE). El Banco Central bajó la tasa de referencia, que quedó en 24,5 por ciento anual. Se espera que “a largo plazo” los menores intereses reducirán el desempleo.
Desde que Luiz Inácio Lula da Silva asumió en enero pasado la presidencia, unas 443.000 personas perdieron sus empleos. De acuerdo con las cifras oficiales, el desempleo aumentó del 11,2 por ciento en enero, cuando alcanzaba a 2.292.000, al 13 por ciento anunciado ayer para junio, cuando ya afectaba a 2.735.000 personas.
El Instituto informó también que el ingreso promedio por trabajador se redujo un 13,4 por ciento en junio pasado en comparación con igual mes del 2002, con lo que quedó en 847,90 reales (poco más de 290 dólares). En lo que va del año, la caída fue del 3,75 por ciento. Lula fue elegido en octubre del año pasado con una votación record debido a sus promesas de reducir tanto el desempleo como las históricas diferencias sociales de Brasil.
El índice oficial de desocupación mide el número de personas que buscó trabajo en las seis mayores ciudades del país (San Pablo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Salvador y Recife). Esto significa que no tiene en cuenta a quienes dejaron de buscar ni a los trabajadores del sector “informal” de la economía. El detalle es importante, porque según el Ministerio de Previsión Social, de los 76 millones de brasileños que componen la población económicamente activa, unos 38 millones, es decir la mitad, están ocupados en la economía negra.
El informe del IBGE atribuyó el aumento del desempleo al estancamiento de la economía, contracción que también habría sido la culpable de la caída del poder adquisitivo de los trabajadores, aunque no de otros sectores de la sociedad que, como el financiero, obtuvieron ganancias record desde la llegada de Lula al poder. En relación con junio de 2002, quienes más perdieron fueron los cuentapropistas (-19,7 por ciento) y los empleados en blanco (-9,4 por ciento).
Si bien la metodología utilizada por el IBGE está en línea con los estándares internacionales, otras mediciones que también consideran los datos de la economía informal arrojan cifras mayores. Por ejemplo, el relevamiento mensual de la Fundación Dieese detectó en mayo en San Pablo un desempleo del 20,4 por ciento, mientras que para el IBGE fue del 14,5 por ciento.
El impacto provocado por el constante aumento de la desocupación junto a las quejas del sector empresario, puede haber influido en la de decisión del Banco Central de Brasil de bajar la tasa de interés básica (Selic) en 1,5 puntos, con lo que el indicador que provocó no pocos cruces al interior del gobierno del Partido de los Trabajadores, quedó en 24,5 por ciento. La decisión fue tomada luego de dos días de reunión del Comité de Política Monetaria (Copom).
Desde la reunión de junio pasado, la tasa se encontraba fijada en 26 por ciento, cuando el Comité la redujo medio punto. La nueva reducción fue adoptada por unanimidad, y según explicó el Copom, la baja respondió a las favorables perspectivas de inflación, pues en junio se registró una deflación de 0,15 por ciento. Además, el Comite no le fijó ninguna tendencia a la tasa, lo que significa que permanecerá invariable hasta la reunión fijada para el 19 y 20 de agosto.
El sistemático aumento del desempleo sumado a la amenaza de recesión había provocado una avalancha de pronunciamientos entre el empresariado y los analistas económicos en favor de una reducción de “al menos 2 por ciento” en la tasa. Sin embargo, el 24,5 por ciento sigue siendo todavía demasiado elevado como para incentivar el redireccionamiento del capitalhacia inversiones en la economía real, situación que revertiría la contracción de la actividad y, en consecuencia, aumentaría la demanda de empleo.