EL MUNDO › UNA INVESTIGACION DARA NUEVOS DATOS SOBRE EL 11 DE SEPTIEMBRE

Lo que no pudo ser sin inteligencia

Desde los atentados del 11/9 de 2001 contra el World Trade Center, todavía no se dilucida en qué fallaron las fuerzas de seguridad y la CIA de Estados Unidos. Hoy una comisión investigadora del Congreso de ese país publicará un informe.

Una comisión investigadora del Congreso norteamericano publicará hoy un informe sobre las circunstancias de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que apuntará a criticar las insuficiencias de los servicios de inteligencia, según trascendidos de la prensa local. El informe revive los interrogantes sobre el papel de Arabia Saudita –16 de los 19 terroristas tenían esa nacionalidad–, pero las respuestas siguen siendo ambiguas, en parte “porque la administración Bush se niega a levantar el secreto sobre 28 páginas del informe dedicadas al tema”, como destacó el senador demócrata Bob Graham. El texto contiene nueva evidencia que sugiere que Omar-al Bayumi, un nexo clave de dos de los secuestradores –Khalid Almihdhar y Nawaf Alhazmi–, podría haber sido un agente no identificado del gobierno saudita.
El documento de 900 páginas “será concluyente y movilizará de nuevo la atención del público sobre los hechos del 11/9”, según Tim Roemer, un ex parlamentario demócrata de Indiana, que fue miembro de la Comisión de Inteligencia de la Cámara hasta fines de 2002. “Algunos errores y lagunas del sistema serán actualizados”, dijo Roemer, uno de los 10 miembros de la Comisión Independiente de Investigación del 11 de septiembre creada por la Casa Blanca e impulsada por los demócratas del Congreso. El informe presentará, además, una cronología coherente con varios índices y advertencias ignorados o no compartidos por el FBI (la policía federal) y la CIA, en el mes que precedió a los ataques terroristas contra el World Trade Center en Nueva York y el Pentágono en Washington. El texto indicará que altos responsables de la Casa Blanca fueron informados durante el verano de 2001 de posibles planes de la red terrorista de Osama bin Laden para desviar aviones comerciales y lanzar “un ataque espectacular”, indicaron fuentes parlamentarias. Esta información ya se había filtrado a la prensa durante una investigación del Congreso el año pasado. Roemer adelantó ayer que “cuando salga a la luz toda la historia será explosiva y fascinante”.
Según fuentes legislativas, la investigación determinó que diferentes agencias policiales y servicios de inteligencia supieron de actividades terroristas, pero no hubo la coordinación ni el intercambio de información entre esas agencias que hubiera permitido detectar el plan de ataque. Eleanor Hill, responsable del equipo de asistentes parlamentarios que coordinó la redacción del informe, dijo sin más detalles que habría “nuevas informaciones” sobre revelaciones hechas el año pasado durante nueve audiciones públicas de la comisión de investigación conjunta del Senado y la Cámara, así como en 13 sesiones a puerta cerrada. Si la CIA y el FBI demostraron ligereza en la evaluación de indicios, “el informe determina que no tenían ninguna información que, aprovechada plenamente, hubiera permitido anticipar de manera específica los ataques del 11/9”, publicó ayer el diario The Wall Street Journal, citando una fuente anónima que accedió al documento.
Según el senador Graham, la Casa Blanca argumenta “la seguridad nacional” para no publicar el pasaje “top secret” del informe y evitar implicar a un aliado considerado importante en el Golfo. Los investigadores federales estiman en sus conclusiones que el FBI podría haber omitido datos cruciales en su investigación sobre los vínculos entre dos terroristas del 11 de septiembre que vivían en San Diego (California) cuyos nombres figuraban en la lista de individuos a vigilar, y un ciudadano saudita, Omar al-Bayumi, de quien recibieron fondos.
Según la revista Newsweek, Al-Bayumi, antes de contactar con los dos terroristas, visitó el consulado de Arabia Saudita en Los Angeles, pero un agente del FBI concluyó que el saudita dio una explicación válida para ayudar financieramente a los otros dos. La revista publicó que Almihdhar y Alhazmi luego se mudaron a la casa de un profesor local que había sido por largo tiempo un “utilizable” del FBI, un hombre que se había contactado con otro secuestrador, Hani Hanjour. Siguiendo esta versión, aunque el hombre había sido un informante del FBI, éste nunca lo ligó con los dos terroristas que vivían bajo su techo.
John Lehman, miembro de la comisión independiente sobre los ataques, cuyas conclusiones se esperan en mayo de 2004, dijo durante una reciente audiencia en el Congreso que “hay pocas dudas de que la mayor parte de financiamiento de grupos terroristas –internacionales o no– procedían de fuentes sauditas”. El texto previsiblemente determinará algo que salta a la vista: hasta ahora las agencias policiales y los servicios de espionaje de la administración Bush siguen sin conocer muchos detalles de las actividades y contactos que mantuvieron en este país los hombres que llevaron a cabo los atentados del 11 de septiembre.

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Un agente patrulla el edificio del FBI tras un alerta en EE.UU.
 
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