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Los países del sudeste asiático reaccionaron de manera dispar ante las informaciones que apuntan a un posible espionaje de Estados Unidos y Australia en la región, entre la crítica de Indonesia y Malasia y la reacción más tibia en Tailandia, Camboya y Myanmar (la ex Birmania). La respuesta más contundente la dio el gobierno indonesio, que llamó ayer para consultar al embajador australiano en Yakarta, Greg Moriarty, sobre las acusaciones de espionaje supuestamente realizadas desde unas instalaciones ubicadas en la Embajada de Australia en la capital. El diario australiano The Sydney Morning Herald publicó una nota donde localizaba instalaciones para el seguimiento de llamadas telefónicas en las embajadas que Estados Unidos tiene en Yakarta, Bangkok, Kuala Lumpur, Phnom Penh y Rangún.

Moriarty mantuvo una reunión de 20 minutos con el secretario general del Ministerio de Asuntos Exteriores indonesio, Marty Natalegawa, quien indicó que su gobierno se encuentra muy preocupado por las informaciones publicadas, ya que por encima de todo se trata de un asunto de confianza entre los países. Indonesia también emitió el miércoles una carta de protesta contra Estados Unidos por el presunto espionaje y seguimiento de llamadas telefónicas desde la embajada estadounidense en Yakarta.

Por su parte, el gobierno de Malasia solicitó una aclaración sobre las acusaciones al embajador estadounidense en Kuala Lumpur, Joseph Kun, según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores malasio. “Las autoridades malasias pertinentes y el Ministerio de Exteriores están trabajando de manera conjunta para encontrar evidencias convincentes sobre las acusaciones”, señala el comunicado.

Distintas fueron las reacciones de los gobiernos de Tailandia, que tildó el hecho como información sin fundamento, y de Camboya, al que no sorprendió el supuesto espionaje, ya que es “práctica habitual” de EE.UU., dijo un vocero.