Desde Barcelona

“¡No somos iguales, compañeros!”, declamaba ayer el líder de los socialistas españoles, Alfredo Pérez Rubalcaba, mientras un auditorio repleto explotaba en aplausos. “Los ciudadanos españoles echarán al Partido Popular (PP) del gobierno por su obsesiva adicción a la mentira”, gritaba, exultante, para cerrar con un mensaje claro la gran Conferencia Política que su partido celebró en Madrid durante todo el fin de semana: “El PSOE ha vuelto”.

El extenso discurso que pronunció Rubalcaba fue la guinda que coronó un encuentro de más de 2500 personas organizado por los socialistas para sentar las bases del proyecto futuro de la agrupación. Según el máximo dirigente del PSOE, el partido salió del Congreso “fuerte, unido y con las ideas claras”, frente a los rumores de división interna y las especulaciones que sobrevolaron las tres jornadas que duró el encuentro en torno de las próximas elecciones primarias de los socialistas. Rubalcaba apenas mencionó el asunto porque, tal como sostuvo a lo largo de toda la semana, el objetivo de la Conferencia era hablar sólo de ideas y del camino a seguir. Un comité federal cerrará en diciembre o enero el calendario de primarias y abrirá previsiblemente el desfile de precandidatos a la dirección del partido. Lo importante, según recalcó el mandatario, es que “el PSOE ha vuelto” y no si él se queda o se va de la formación.

Otro momento candente de la comparecencia final fue cuando Rubalcaba defendió que los socialistas volvieran a salir a las calles para estar junto a los que se manifiestan en contra de los recortes sociales del PP. “Hay que estar con ellos, hay que estar con los movimientos sociales para decirles que no somos iguales. Hay que defender el futuro que se quiere cargar la derecha”, dijo entre los vítores de sus seguidores.

Igual entusiasmo cosechó el anuncio de que el PSOE denunciará, si llega al gobierno, el Concordato que España tiene firmado con el Vaticano desde 1979, para separar por fin la Iglesia Católica de la enseñanza pública. “El partido considera que la religión no puede ser parte del currículo ni puede estar dentro del horario escolar”, afirmaba el organizador del encuentro, Ramón Jáuregui, durante su intervención la noche del sábado. Asimismo, los socialistas abogan por avanzar en la autofinanciación de la Iglesia, obligando a que los ingresos que perciba lleguen sólo de la aportación voluntaria de sus fieles.

Durante la Conferencia Política se aprobó un paquete de medidas que los socialistas quieren adoptar como “líneas maestras” para los próximos años. El texto que recoge las nuevas propuestas enmienda algunas de las más polémicas políticas que puso en marcha el último gobierno socialista e incorpora cambios en materia fiscal, de igualdad, de derechos y de laicidad. Una de las propuestas estrella es la de eximir a los desocupados y a los ciudadanos que tengan los sueldos más bajos de pagar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). En la misma línea, los socialistas postulan que en invierno no se pueda cortar el gas o la luz a quienes no puedan pagar las facturas y que se garantice el suministro de agua a toda la población durante todo el año.

Entre las diferentes reformas constitucionales planteadas durante el cónclave, hasta una treintena busca incorporar derechos a la Carta Magna. El acceso a la sanidad o a los servicios sociales serán considerados, según el documento presentado por los ponentes, como derechos fundamentales en la Constitución. Los socialistas reclamarán además una ley marco que recoja cuáles son los servicios básicos que tendrán garantizados los ciudadanos y no se podrán recortar, por ejemplo, por los ajustes derivados de una crisis económica.

Procurando en todo momento volver a las bases del ideario socialista y recuperar un electorado de izquierda profundamente decepcionado tras los últimos años de legislatura del ex presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, el PSOE centró su debate en la proximidad con los más desfavorecidos. Así, los ponentes aprobaron también durante la Conferencia una propuesta para garantizar los ingresos mínimos de los ciudadanos en todo el Estado. Se trataría, según explicaron miembros de la dirección del partido, de “proteger” a las cerca de tres millones de personas que se encuentran en riesgo de pobreza.

También estuvo presente en el cónclave la reflexión sobre la igualdad de género y la necesidad de añadir una ley en la Constitución para que las mujeres cobren el mismo sueldo que los hombres. Los socialistas avanzaron, además, en la idea de la paridad en la representación política que ya había puesto en marcha Zapatero y postularon conformar listas igualitarias tanto para la elección de los órganos internos del partido como para confección de candidaturas electorales.

En suma, los socialistas apelan con este encuentro a la actualización de un modelo político que, para muchos, está caduco, a la vez que alejado de la esencia ideológica del partido. Por eso, si bien el cierre de la Conferencia lo protagonizó la euforia y el optimismo por parte de Rubalcaba y sus seguidores de cara al futuro, el inicio estuvo marcado por una fuerte autocrítica. Uno de los dos únicos gobernadores que conserva el PSOE en España, la andaluza Susana Díaz, abrió el debate no bien comenzó el Congreso: “No lo estamos haciendo bien –dijo–. Es evidente que tomamos decisiones que nos alejaron de nuestra base social. El PSOE desapareció en algún momento como referencia de quienes se movilizan en la calle contra las políticas del PP”.