Desde Roma

La comisión de ocho cardenales de todo el mundo (G-8), creada por el papa Francisco para que lo aconseje en la reforma del Vaticano, comenzó ayer su segundo encuentro en Roma que durará hasta mañana y donde se discutirá, con el pontífice y a ocasiones con el secretario de Estado, Pietro Parolin, varios aspectos relacionados con la curia romana. Pero el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, precisó que esta vez la comisión no tratará temas económicos o administrativos y que estos asuntos serán abordados muy posiblemente en la nueva reunión del G-8, ya programada para el próximo mes de febrero. En tal fecha, los cardenales se encontrarán poco antes del consistorio, la reunión en la que el Papa nombrará nuevos purpurados. Se esperaba en cambio que el tema del IOR o banco vaticano saliera a relucir una vez más, dado que están siempre presentes los escándalos de los que ha sido objeto este banco a través de las últimas décadas. Pero al parecer el Papa y los cardenales del G-8 están esperando los resultados de una investigación financiera que están realizando otra comisión de cardenales y los asesores de Promontory, una empresa estadounidense que se ocupa de certificaciones financieras.

La inauguración de la reunión coincidió –por pura casualidad– con el comienzo de un juicio en Roma contra un sacerdote y ex funcionario vaticano acusado de corrupción y de intento de lavado de dinero. Se trata del prelado Nunzio Scarano, ex contador de APSA (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica), un ente muy importante desde el punto de vista económico porque, entre otras cosas, controla las innumerables propiedades que el Vaticano tiene en Italia y especialmente en Roma.

En los meses que separan la primera reunión hecha en octubre y la de ahora, los cardenales han proseguido su trabajo, tanto personalmente como manteniendo contacto entre ellos. También han recogido opiniones y sugerencias en los distintos países sobre la situación de la Iglesia, precisó el padre Lombardi. El asunto abordado ayer por la comisión se refirió a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, una de las nueve congregaciones (especie de ministerios) de la curia romana. Esta congregación se ocupa de todo lo que tiene que ver con la liturgia en la Iglesia. Actualmente está presidida por el cardenal español Antonio Cañizares Llovera.

No se ha hablado de conclusiones por ahora, pero no se descarta que salgan a la luz las propuestas discutidas en estos días de reunión y algunas conclusiones, al comunicar a la prensa el balance final del encuentro mañana o el viernes.

La reunión del G-8, coordinado por el cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga, tiene como marco de referencia la posición del papa Francisco que quiere hacer una Iglesia menos “romanocéntrica”, con menos cardenales, se dice, y sin escándalos financieros. Como lo ha manifestado en distintas ocasiones, Francisco quisiera además que el Vaticano fuera más receptivo a las necesidades y sugerencias de las Iglesias locales de todo el mundo, y no sólo de Italia o el resto de Europa. También quisiera racionalizar y reestructurar la curia romana para hacerla más simple y transparente en todo sentido.

Se esperaba también que el tema de la familia, de los matrimonios homosexuales, los anticonceptivos, la comunión para los divorciados, entre otros, fueran analizados por el G-8 en esta oportunidad. Pero después del cuestionario enviado a las conferencias episcopales de todo el mundo sobre estos puntos para que encuestaran a los fieles, será la secretaría del sínodo de obispos, que se reunirá en Roma a fines de febrero, la que primero analizará las respuestas al cuestionario. Hay que destacar que muy raramente un papa ha recurrido a una encuesta entre los fieles para saber cómo comportarse y hacia dónde guiar a la Iglesia. Y este hecho ha sido recibido con satisfacción por parte de los creyentes, que reconfirman su idea de que Francisco es un papa “del lado de la gente”, como comentan los fieles que frecuentan la Plaza San Pedro. Menos simpatía ha despertado el cuestionario en los sectores más tradicionalistas de la Iglesia.

El juicio contra Scarano y dos de sus cómplices, un ex agente de los servicios secretos y un agente financiero, comenzó ayer y luego de algunos pasos burocráticos, fue postergado hasta el 15 de diciembre. Scarano, que se encuentra en arresto domiciliario en su casa de Salerno, cerca de Nápoles, no estaba presente. Los tres imputados fueron arrestados el 28 de junio pasado, acusados de haber tratado de hacer volver 20 millones de euros, que habrían salido ilegalmente de Italia y pertenecientes al parecer a los propietarios de un astillero napolitano. Para esa operación, Scarano habría utilizado o intentado utilizar algunas cuentas corrientes del banco vaticano.