Sábado, 18 de enero de 2014 | Hoy
EL MUNDO › EL PRESIDENTE NORTEAMERICANO ANUNCIO CAMBIOS EN EL CUESTIONADO SISTEMA DE ESPIONAJE DE LA NSA
Las reformas que presentó el mandatario incluyen la restricción del seguimiento a gobernantes cercanos y el fin del control de las llamadas telefónicas a millones de estadounidenses. Así busca cerrar un capítulo polémico tras las revelaciones de Snowden.
El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció ayer cambios en el cuestionado sistema de vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), aunque reivindicó el espionaje que practica su país. Las reformas incluyen la restricción del seguimiento a líderes internacionales y el fin del control de las llamadas telefónicas a millones de estadounidenses. “Los líderes de nuestros amigos y aliados cercanos tienen derecho a saber que si quiero saber lo que ellos piensan sobre un tema, levantaré el teléfono y los llamaré en lugar de recurrir a la vigilancia”, aseguró el mandatario norteamericano. Con esa frase puso punto final a la práctica del espionaje a altos funcionarios en la comunidad internacional que reveló el ex agente Edward Snowden, aunque agregó que las comunicaciones de jefes de Estado y gobiernos amigos y gobernantes cercanos sí serán vigiladas ante “un importante motivo de seguridad nacional”. “Decir que una comunidad de inteligencia cumple con la ley y está repleta de patriotas no implica que yo, o cualquier otra persona de mi administración, hayamos estado a gusto con el potencial impacto de estos programas”, admitió Obama.
Asimismo, la implementación de los nuevos cambios significará terminar con el control ilimitado de los registros telefónicos de millones de estadounidenses. A partir de ahora, las agencias de inteligencia deberán pedir autorización previa de un tribunal secreto para hacerlo. No obstante, Obama defendió a la NSA señalando que la revisión realizada por la Casa Blanca durante más de un año brindaba más seguridad al país y que no hubo abuso de autoridad en la escucha de conversaciones privadas o en la lectura de e-mails.
Tal como se esperaba tras las revelaciones que generaron fuertes críticas a los Estados Unidos por el espionaje local y en otros países, el líder demócrata reconoció que un nuevo examen de los programas de vigilancia era un paso necesario para terminar con las prácticas posteriores al atentado a la Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001. Para ello, indicó el mandatario, la Casa Blanca difundió ayer una directiva presidencial que ordenará lo que Washington puede y lo que no respecto de su vigilancia en el extranjero y que asegurará que Estados Unidos utilice su aparato de inteligencia para propósitos legítimos de seguridad nacional.
Washington no colectará información de inteligencia, aseguró Obama, para suprimir la crítica o la disidencia ni tampoco para personas desfavorecidas en base a su origen étnico, raza, género, orientación sexual o creencias religiosas, ni para proveer ventajas competitivas a empresas nacionales o sectores comerciales.
Por otro lado, con el objetivo de definir cómo proteger a los ciudadanos y mantener su liderazgo en el mundo, Obama creó en los últimos seis meses un Grupo de Revisión en Tecnologías de Inteligencia y Comunicación para que brinde recomendaciones de reforma. “No podemos prevenir ataques o amenazas cibernéticas sin cierta capacidad de penetrar las comunicaciones digitales”, advirtió el jefe de Estado. A su vez, abordó el cuestionamiento al accionar de los programas y procedimientos actuales, asegurando que serán cambiados para brindar mayor transparencia a las actividades de vigilancia y para fortalecer las mecanismos que protegen la privacidad de los estadounidenses.
Remarcando sus esfuerzos por hacer a un lado los reclamos recibidos desde la comunidad internacional por las revelaciones de intromisión en las comunicaciones, Obama informó la decisión sin precedentes de extender ciertas protecciones previstas para los norteamericanos a personas en el extranjero. “Esto implica que las personas en el mundo, sin importar su nacionalidad, deberían saber que Estados Unidos no está espiando a gente común que no amenaza nuestra seguridad nacional”, aseveró el líder de la Casa Blanca.
“Pero a diferencia de los ciudadanos ordinarios, nuestras agencias continuarán juntando información sobre las intenciones de los gobiernos en el mundo, de la misma manera que lo hacen los servicios de inteligencia de cada país”, advirtió Obama. “Sin embargo, los líderes de Estados y gobiernos con los cuales trabajamos de cerca y de cuya colaboración dependemos, deberían sentirse seguros de que los estamos tratando como verdaderos socios”, agregó.
Uno de los más graves componentes del escándalo de espionaje estadounidense fue el descubrimiento de que entre los objetivos de sus escuchas estaban pares de otros países del mundo que mantenían buenas relaciones con Washington, como la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, o la canciller alemana, Angela Merkel.
Por último, Obama hizo mención a Snowden, el ex empleado de una empresa contratada por la CIA que divulgó gran cantidad de documentos secretos a través de diferentes medios de comunicación, con lo que reveló detalles del nivel de vigilancia mundial de la NSA que hicieron estallar la asombrada protesta del mundo entero. “Dado que hay una investigación abierta, no voy a detenerme en las acciones o motivaciones del señor Snowden”, dijo Obama. “Si hay algún individuo que, en gesto de represalia contra la política del gobierno, decide revelar información clasificada, jamás seremos capaces de mantener la seguridad de nuestra gente o desarrollar incluso una política exterior”, concluyó.
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