Miércoles, 23 de abril de 2014 | Hoy
EL MUNDO › SEGúN LA AGENCIA INTERNACIONAL DE ENERGíA ATóMICA, TEHERáN CUMPLE CON SU PARTE DEL ACUERDO CON OCCIDENTE
Si bien quedan importantes obstáculos antes de que se pueda lograr un acuerdo final –previo al 20 de julio–, hay un optimismo moderado en torno de las conversaciones.
Por David Usborne *
En el esfuerzo para resolver el enfrentamiento entre Occidente e Irán por sus supuestas ambiciones de armas nucleares, todas las partes acordaron celebrar una nueva ronda de negociaciones a nivel de expertos en Nueva York a partir del 5 mayo, en medio de indicios de que hasta el momento, al menos, se están logrando avances positivos.
Manteniendo su parte del arreglo provisional alcanzado en noviembre pasado y puesto en práctica en enero, el Plan de Acción Conjunto, la Casa Blanca liberó este mes activos iraníes por valor de mil millones de dólares en dos cuotas, la última el 15 de abril. Y la semana pasada la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó que Irán cumplió hasta ahora su parte de lo acordado, lo que reduce drásticamente su arsenal de uranio enriquecido al 20 por ciento.
Si bien quedan importantes obstáculos antes de que se pueda lograr un acuerdo final y completo previo a una fecha límite informal del 20 de julio, hay un optimismo moderado en torno de las conversaciones. Esta apreciación contrasta agudamente con casi todos los demás asuntos exteriores actualmente en el escritorio del presidente Barack Obama, ya sea referido a Siria, Rusia, Ucrania (ver página 25) y el vacilante proceso de paz en Medio Oriente.
Las conversaciones en Nueva York, que se celebrarán en las Naciones Unidas en los márgenes de una reunión del Tratado de No Proliferación, serán seguidas por las reuniones de alto nivel entre los ministros de Exteriores de Irán y el llamado P5 +1, es decir China, Francia, Rusia, el Reino Unido y los Estados Unidos, además de Alemania, en Viena el 13 de mayo.
Si las negociaciones siguen por buen camino es a pesar de la fuerte oposición de los críticos de línea dura del acuerdo tanto en Irán, en el Capitolio y, como siempre, desde el interior de Israel. Sin embargo, los que están en la mesa de negociación, incluidos los iraníes, han decidido hasta ahora ignorar esas presiones. “Hay una voluntad política para lograr una respuesta”, comentó el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, durante una visita a Abu Dhabi la semana pasada. “La audiencia interna se cumplirá si tenemos un buen acuerdo. Por supuesto, algunas personas nunca estarán satisfechas, pero eso está bien porque tenemos una sociedad pluralista”. El cuenta con el apoyo del presidente de Irán, Hassan Rohani, así como el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei.
A principios de esta semana, Zarif twitteó para señalar su determinación de avanzar a cambio de menores sanciones. “Como OIEA confirmó una vez más, estamos cumpliendo con nuestras promesas y tenemos la intención de seguir haciéndolo”, dijo. “Esperamos reciprocidad en este sentido.” Y agregó: “Vamos a negociar en la mesa de negociación, no públicamente. Deberíamos mirar hacia el futuro para continuar”.
Mientras tanto, en Washington, la Casa Blanca sigue resistiendo llamados de algunos en el Congreso para detener la liberación de los activos iraníes que habían sido congelados por las sanciones, así como exhortaciones israelíes para que adopte una línea más dura con Teherán. Otro estímulo lo gatilló una concesión iraní anunciada la semana pasada para reducir radicalmente la cantidad de plutonio que se podría hacer en un nuevo reactor de agua pesada en Arak. Hubo temores acerca de que sus científicos podrían cambiar de uranio enriquecido a plutonio para fabricar una bomba.
“Realmente estoy empezando a creer que es posible un acuerdo”, dijo David Petraeus, el ex director de la CIA, en una audiencia en la Universidad de Harvard este mes. Continuó: “Podría ser que sea posible antes de que expire este plazo especial de seis meses”, en referencia al objetivo de celebrar un acuerdo antes del 20 de julio.
Una cuestión clave es si Teherán podría ser excluido de cualquier enriquecimiento de uranio en el futuro, o si, como parece más probable, será libre de mantener su capacidad de enriquecer a un cinco por ciento para que pueda seguir generando isótopos para la investigación médica y para su sector de energía nuclear. Dándole sólo un margen de cinco por ciento alargaría considerablemente el tiempo de espera que se necesitaría para hacer una bomba si renegara del pacto.
En una audiencia de la semana pasada, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Robert Menéndez, un republicano de Nueva Jersey, condenó al secretario de Estado John Kerry por perseguir un acuerdo que, según él, sólo puede prolongar el tiempo de espera para producir una bomba entre seis y 12 meses, en lugar de eliminar la posibilidad.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère
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