Miércoles, 23 de abril de 2014 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Julio De Vido *
Desde el año 2003, la Argentina pudo recuperar la independencia económica, la soberanía política, propiciar el desarrollo con inclusión, transitar decididamente el camino de la justicia social y los derechos humanos, y sin lugar a dudas generar las condiciones para un mejor porvenir de los argentinos.
El próximo presidente recibirá un país con una economía que acumula un notable crecimiento del 90 por ciento, el mayor de toda la historia, y con condiciones de infraestructura que han permitido al interior y a las regiones postergadas como el Norte, la Patagonia o Cuyo, tener mejores indicadores que los grandes centros urbanos.
Con una desocupación que alcanza el 6,4 por ciento, con 93 por ciento de cobertura jubilatoria de la clase pasiva total, cuatro millones de Asignaciones Universales por Hijo (AUH), los salarios promedio más altos de la región y un país desendeudado cuya deuda externa se redujo al 30 por ciento del PBI, resulta evidente que el escenario macroeconómico para los próximos años es más que sólido.
Durante estos años, también se derogaron todas las leyes de flexibilidad laboral exigidas por el FMI, se retomaron las paritarias anuales y libres y la movilidad en el salario mínimo, se eliminó el perverso sistema de administración privada de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) retornando al Estado nacional la política previsional, se anularon todas las leyes de impunidad, se promulgaron la Ley de Identidad de Género y la ley de matrimonio igualitario, YPF y Aerolíneas Argentinas recuperadas por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, se implementó el Plan Nacional de Viviendas Pro.Cre.Ar, se sancionaron Ley de Tierras y la ley de medios de la democracia, se llevaron a cabo el Programa Conectar Igualdad, el Plan Nacer, el Programa Remediar y el Programa Progresar.
Sin dudas, no fue ni es una tarea sencilla, pero esta gestión de gobierno, junto con todos los sectores y actores, ha logrado construir una Argentina con desarrollo económico y derechos conquistados e irrenunciables para todos los argentinos, lo cual ha hecho posible construir un futuro mejor.
Asimismo, el próximo presidente encontrará un plan de obras públicas de infraestructura ejecutado que logró resultados indiscutibles desde lo geopolítico y que viabilizó el exponencial desarrollo de la economía argentina: la terminación de Yacyretá y Atucha II con desarrollo industrial nacional; la interconexión eléctrica del Norte, Cuyo y la Patagonia; el segundo gasoducto del Estrecho de Magallanes (que también cruzamos con la fibra óptica y próximamente con un tendido eléctrico); la autopista Rosario-Córdoba, la Autopista de la Ruta 14, la pavimentación de la Ruta 40; 1700 escuelas, 900 mil viviendas y el Plan Nacional de Telecomunicaciones y Satelital, el cual es inédito en la historia argentina y que permitió construir 30 mil kilómetros de redes de fibra óptica, 81 estaciones de TV Digital, el centro de datos más grande de Sudamérica y el primer satélite de comunicaciones que convierten a la Argentina en el único país de la región que construye este tipo de satélites y que pueden ponerlos en órbita.
Asimismo, en los próximos años se encontrarán en ejecución obras como el Gasoducto del Noreste, que llevará gas natural a las provincias de Formosa, Corrientes, Misiones, Chaco y Norte de Santa Fe, las Hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, la Hidroeléctrica Chihuido, la extensión de la vida útil de la Central Nuclear Embalse, la repotenciación de las Hidroeléctricas Binacionales con la República del Paraguay Yacyretá y la construcción de Aña Cuá, la licitación en curso de las Hidroeléctricas Binacionales con Brasil Garabí y Panambí, mil kilómetros de autovía y autopistas y 1500 kilómetros de líneas de alta tensión.
Aerolíneas Argentina seguirá creciendo en la prestación del servicio aéreo a todas las provincias, e YPF, recuperada por la Presidenta, continuará con su notable plan de inversiones que ya exhibe rotundos resultados, como los del primer trimestre del año 2014. Sin dudas, YPF es desde el año 2012 el pilar energético que permitirá a la Argentina avanzar hacia el verdadero autoabastecimiento con costos y tarifas competitivas en un país en pleno crecimiento y con todas las provincias abastecidas. Todo ello en el marco de una demanda energética creciendo al 7 por ciento anual, acumulando una expansión del 80 por ciento a diferencia del ficticio autoabastecimiento de los ’90 que ocurría en el marco de una depresión económica, 54 por ciento de pobreza, 25 por ciento de desocupación, la mitad de las provincias argentinas aisladas del sistema eléctrico, las tarifas dolarizadas y donde no había demanda de energía porque el país estaba devastado por el modelo de exclusión al que lamentablemente no pocos aún defienden.
El próximo presidente encontrará un plan de infraestructura transformador con obras terminadas y en ejecución. Es evidente que el desafío será continuar construyendo infraestructura, ampliando la oferta energética, desarrollando la energía nuclear, las renovables y los biocombustibles, el acceso satelital al espacio y las telecomunicaciones, y diseñando un país para lograr que industrias y fábricas se sigan instalando en la Argentina con especial énfasis en las regiones históricamente más postergadas y relegadas, donde el Estado nacional ha desarrollado desde el año 2003 un fenomenal proceso de inversión pública a través de un Plan Estratégico Territorial. Porque estamos convencidos de que ese es el camino para seguir construyendo un país más justo e inclusivo.
* Ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.
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