Lunes, 28 de julio de 2014 | Hoy
EL MUNDO › OPINIóN
Por Carta Abierta
Por un error informático, en la edición de ayer se publicó una declaración antigua de Carta Abierta sobre el mismo conflicto. Aquí va el texto correcto, con el pedido de disculpas a ese colectivo y a los lectores.
Nuestros sentimientos se ven conmovidos por los ataques de Israel sobre la población civil de la Franja de Gaza. Conmovidos por saber que la mayoría de los masacrados son niños, adolescentes y civiles inocentes, con el claro propósito de aterrorizar a la población indefensa.
El bloqueo militar inhumano y la balcanización del territorio de Gaza, mediante la colonización ilegal (producida también en Cisjordania), y la existencia del muro de separación, habían hecho inviable la construcción económica de Palestina como país soberano, y determinado la precarización de su vida cotidiana. Ahora el terrorismo de Estado, mediante el bombardeo indiscriminado por parte de uno de los ejércitos más poderosos del mundo, acabará produciendo la expulsión del territorio o la desaparición del pueblo palestino.
Enmarcada por la profunda crisis internacional, toda la región sufre una marcada inestabilidad, a través de la cual los EE.UU. intentan reconfigurar su diseño estratégico y garantizar sus políticas de dominación, aprovechando los conflictos existentes y azuzando a sus socios a ocupar los espacios en una inconfesable política de expansión. Dimensión del neoliberalismo y su época caracterizada por la unipolaridad norteamericana, que arguye y empuja numerosos retrocesos civilizatorios. Este retroceso implicó la consolidación de la hegemonía de derechistas y ultraderechistas guerreristas en el poder estatal israelí, y el debilitamiento del peso y la opinión de los sectores de izquierda, progresistas, laicos y pacifistas. En el mundo árabe, procesos nacionalistas y antiimperialistas, y liderazgos socialistas y laicos del movimiento popular, fueron derrocados y/o sustituidos por otros de concepciones integristas y de clara sumisión al Imperio, en franca evidencia de la imposibilidad de su propia vida política de avanzar en senderos de construcción capaces de colaborar con la resolución del conflicto y alcanzar una paz duradera. Este devenir no fue natural sino que conjugó el fortalecimiento de corrientes fundamentalistas con la infaltable promoción, financiamiento y apoyo del imperialismo para derechizar la región, fomentar la guerra y obturar cualquier alternativa de pacificación. La injerencia de los países centrales ha provocado también el descompromiso de los gobiernos de la mayoría de los países árabes con los palestinos.
La única manera de impedir estos crímenes de guerra y detener esta masacre es una firme respuesta internacional que sea capaz de establecer una situación de paz entre Israel y Palestina, configurando una relación basada en el reconocimiento de Dos Naciones y Dos Estados. Creemos que el gobierno nacional, desde su lugar actual en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, puede contribuir a encontrar una salida positiva a este conflicto que preocupa a los argentinos, teniendo en cuenta que existen en nuestro suelo importantes comunidades como la árabe y la judía, que se sienten involucradas de una u otra manera en esta dolorosa situación.
Carta Abierta sostiene que para detener la violencia y alcanzar una resolución posible que respete los derechos de ambos pueblos, para que esa tierra prometida sea la promesa de paz y convivencia tan ansiada, resulta fundamental recuperar de la maraña trágica de expedientes truncos de esta historia extensa de desencuentros los acuerdos de 1967. Dos Pueblos, Dos Naciones, Dos Estados, en el principio de resolución pacífica de los conflictos entre naciones y en el respeto a las resoluciones de las Naciones Unidas. Una región en paz, respeto de los DD.HH. y enriquecimiento mutuo, para dar por terminada esta secuencia insostenible, insoportable, de sangre, dolor y odio.
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