El Tribunal Oral Federal Nº 2 de Rosario leerá hoy el veredicto de la causa popularizada como Feced II, que en realidad tiene otra carátula: Lucio (“El Ronco”) Nast, uno de los diez policías que llegaron a este juicio oral y público por privación ilegal de la libertad, aplicación de tormentos y asociación ilícita. Todos integraban lo que se conoció como la patota de (Agustín) Feced, el entonces interventor de la policía rosarina, mandamás del centro clandestino de detención Servicio de Informaciones (SI), que funcionaba en el edificio de la Jefatura de Policía, en pleno centro de Rosario. Por allí pasaron al menos 2000 detenidos-desaparecidos. En esta causa se juzgan los delitos contra 42 víctimas, que fueron probados por los testimonios de más de cien sobrevivientes. Unicamente Carlos (“Caramelo”) Altamirano está acusado además por los homicidios de los hermanos de nacionalidad peruana María Antonieta y Roy Céspedes Chuang, ocurridos en diciembre de 1978 en un operativo fraguado para tapar el asesinato del estudiante de ingeniería Conrado Galdame, al que mataron “por error” jugando a la “ruleta rusa” en el SI.

“Esperamos que el tribunal esté a la altura de las circunstancias, con diez nuevas condenas en este proceso de juzgamiento a lo largo y a lo ancho del país”, expresó Nadia Schujman, abogada de la agrupación HIJOS. Se trata de la sexta sentencia por delitos de lesa humanidad que se producirá en los tribunales federales de Rosario. El fiscal Gonzalo Stara pidió prisión perpetua para Altamirano y 25 años para el resto de los acusados. En sus últimas palabras, los acusados confiaron en que “estos juicios terminan en 2015” y que son “indiferentes” para la sociedad. “Como siempre, la población de Rosario acompañará esta sentencia para demostrar que el proceso de verdad y justicia es un reclamo de toda la sociedad”, consideró Schujman.

“Las sentencias siempre son una fiesta, por lo menos en Rosario siempre se viven así”, agregó Gabriela Durruty, abogada de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, y consideró que “el caudal probatorio fue tan grande que es imposible pensar en la posibilidad de una sentencia que no sea condenatoria. Esperamos que las penas sean acordes con la gravedad de los delitos y, además, que la cárcel sea de cumplimiento efectivo”, agregó la profesional.

Además de Nast y Altamirano, los acusados son José (“El Ciego”) Lofiego, que ya tuvo condena a prisión perpetua en la primera parte de este juicio y ahora responde por otros hechos. Lofiego era el encargado de conducir la tortura en el SI, aunque su cargo en la policía era el de un simple agente. En democracia llegó a comisario y fue exonerado recién en 1997. En marzo de 2012 recibió su primera condena. También se juzga a Ovidio Olazagoitía, Ramón Ibarra, Ernesto Vallejo, Ricardo José Torres, Julio Héctor Fermoselle, Pedro Travagliante y Eduardo Dugour. Todos formaban parte del grupo operativo que secuestraba, torturaba y mataba gente con epicentro en el SI. “Los acusados integraban la mano de obra de la patota que funcionaba en el centro clandestino más importante de la provincia”, describió Durruty. Como varios tenían bajo rango en la policía provincial, la abogada aclaró que “las jerarquías como personal policial no se condicen con las responsabilidades dentro del centro clandestino, donde cesaba toda legalidad, aun el organigrama policial. Su situación de revista no tiene nada que ver con las funciones que cumplieron dentro del centro clandestino”.