Viernes, 27 de marzo de 2015 | Hoy
EL MUNDO › LA INTERVENCION BUSCA FRENAR LA AVANZADA DE LA MILICIA CHIITA DE LOS HUTIES Y CUENTA CON EL APOYO DE EE.UU.
La operación de varios países árabes tiene como objetivo restablecer a Abdo Rado Mansur Hadi en el poder, después de su renuncia ante una rebelión hutí en el norte del país. El ataque recibió la condena de Irán y Hezbolá.
Arabia Saudita lanzó ayer, junto a otras cuatro petromonarquías, aliados regionales y el apoyo logístico de Estados Unidos, una intervención militar en Yemen para frenar la avanzada de la milicia chiíta de los hutíes. De este modo, respondieron al pedido de intervención del presidente Abdo Rado Mansur Hadi, quien desde ayer se encuentra refugiado en la capital saudí, Riad. El ataque contó con el apoyo de la Liga Arabe y el gobierno norteamericano, mientras que recibió la condena de Irán y de la organización islamista libanesa Hezbolá.
La operación denominada Tormenta de la Firmeza se inició ayer por la madrugada, cuando el gobierno de Arabia Saudita anunció que con el apoyo de los Emiratos Arabes Unidos (EAU), Kuwait, Qatar, Bahrein, Marruecos, Pakistán, Egipto y Jordania bombardearon el palacio presidencial, que fue tomado por los hutíes, y el aeropuerto de Sanaá, así como varios cuarteles, entre otros puntos estratégicos, en una operación que se llevó a cabo sin que se registraran bajas en las fuerzas sauditas. “Nuestros países han decidido responder a la petición del presidente Hadi de proteger Yemen y su pueblo del ataque de las milicias hutíes que han sido y continúan siendo una herramienta en manos de una fuerza extranjera”, dijeron los integrantes de la coalición mediante un comunicado conjunto. Además, fue bombardeado el barrio residencial Bani Heuat, en el norte de la capital yemení. El Ministerio de Salud, controlado por los hutíes, confirmó que el ataque acabó con la vida de 20 civiles.
Para la intervención en Yemen, sólo los sauditas desplegaron cien aviones de guerra y 150.000 soldados. EAU sumó a este despliegue 30 aviones de combate, Bahrein 15, Kuwait 10 y Jordania otros seis, mientras Egipto, Pakistán y Sudán expresaron además su disposición a contribuir en una eventual operación terrestre. La operación procura restablecer a Hadi en el poder después de su renuncia ante una rebelión hutí en el norte del país y posterior reasunción en Adén, puerto estratégico que controla el ingreso al mar Rojo y al canal de Suez que ahora amenazan las tropas hutíes.
Por su parte, el presidente yemení llegó ayer a Riad, donde fue recibido por el ministro saudí de Defensa, Mohamed bin Salman bin Abdelaziz. Hadi se encontraba con paradero desconocido desde el miércoles al mediodía, cuando las milicias hutíes avanzaron hasta las puertas de la ciudad de Adén. Está previsto que el mandatario yemení participe el sábado en la cumbre de la Liga Arabe que se celebrará en la ciudad egipcia de Sharm al Sheij.
El secretario general de la Liga Arabe, Nabil al Arabi, en tanto, anunció el apoyo total de su organismo a la coalición de países árabes y justificó que la operación militar se produjo en el marco de una “amplia alianza regional contra objetivos determinados de los hutíes golpistas, y en respuesta a la petición del presidente Hadi, que representa la legitimidad. Por su parte, el gobierno norteamericano autorizó proporcionar apoyo logístico y de inteligencia a la intervención extranjera convocada por el asediado jefe de Estado, aunque precisó que las tropas de ese país no tendrán una acción militar directa. “Aunque las fuerzas estadounidenses no tendrán una participación militar activa, establecimos una Célula de Planificación Conjunta con Arabia Saudita para coordinar el apoyo de la inteligencia y logístico estadounidense”, explicó en un comunicado la portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, Bernardette Meehan.
Por otro lado, la coalición árabe acusó a la República Islámica de Irán de respaldar a los hutíes con el objetivo de ejercer su hegemonía sobre Yemen y convertirlo en base para ejercer su influencia sobre la región. El canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, exigió ayer a Riad que cesara sus operaciones militares en territorio yemení y advirtió que su gobierno “no ahorrará ningún esfuerzo” para controlar la crisis en el país árabe. Zarif señaló que los bombardeos sauditas iniciados ayer “constituyen una violación a la soberanía de Yemen y que sólo conducirán a un mayor derramamiento de sangre”, y que este “acto de agresión” no beneficiará a ningún país, pues la campaña militar solamente incrementará las tensiones que se viven en la región. Por su parte, la milicia chiíta libanesa Hezbolá, en tanto, condenó la intervención militar, que calificó de “aventura insensata sin razón de ser que sólo acarrea más tensiones y riesgos para la región”. China realizó ayer un llamamiento al diálogo político en Yemen a través de la portavoz de la cancillería Hua Chunying, quien advirtió que su país sigue con preocupación la situación en Yemen. “Queremos que las partes implicadas en el conflicto yemení resuelvan sus disputas a través de diálogo político y restablezcan la estabilidad y el orden normal en una fecha temprana”, dijo.
Yemen del Sur y Yemen del Norte se unieron en 1990, pero cuatro años después estalló una guerra civil en la que salieron victoriosos los norteños, lo que mantuvo vivo durante este tiempo la voluntad de separatismo en las zonas del Sur. Actualmente, el país está sumido en un profundo conflicto político, agravado desde que Hadi se retractara el mes pasado desde Adén de su anterior dimisión y anunciara que continuaba siendo el presidente legítimo del país, en oposición a lo dictado por los hutíes.
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