La policía italiana arrestó ayer al capitán y al asistente del barco que naufragó el domingo en el mar Mediterráneo, el cual dejó como saldo la muerte de 800 personas. La fiscalía explicó que los traficantes, de origen sirio y tunecino, fueron identificados por los inmigrantes que viajaban en el pesquero que chocó contra la embarcación portuguesa. Por otro lado, el director ejecutivo adjunto de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex), Gil Arias, alertó sobre la acción de los traficantes de personas, que amenazan con armas de fuego a los equipos de salvamento que intentan rescatar a los inmigrantes que cruzan desde Libia al sur de Europa.

El ministro de Justicia de Italia, Angelino Alfano, anunció ayer que entre los 27 sobrevivientes del naufragio se encontraban dos supuestos miembros de la red de traficantes de personas, quienes fueron detenidos por la policía en la ciudad de Catania. “El comandante de la embarcación, Mohammed Ali Malek, tunecino, y su asistente, Mahmud Bikhit, sirio, fueron arrestados, acusados de los delitos de homicidio culposo múltiple, naufragio e instigación a la inmigración clandestina”, dijo Alfano, quien agregó que las detenciones se produjeron a la llegada a Catania de la nave que trasladó a tierra a 27 sobrevivientes de la tragedia.

Por su parte, el procurador de Catania, Giovanni Salvi, explicó que los arrestados fueron reconocidos y delatados por el resto de los supervivientes que viajaban en la nave de la Marina que los llevó a Italia. Incluso uno fue identificado por un inmigrante que se encuentra internado en un hospital siciliano, un oriundo de Bangladesh de 33 años. Salvi agregó que la embarcación había chocado con un buque mercante portugués poco antes de hundirse, aunque desligó a la tripulación de ese segundo barco, que ayudó en el rescate, de cualquier responsabilidad de la tragedia. El procurador de Catania señaló que la colisión fue provocada por maniobras equivocadas del comandante de la embarcación y por los movimientos de los cientos de aterrados migrantes que atestaban el ex pesquero de 20 metros de eslora, que se dirigía a Italia.

Por otro lado, el director ejecutivo adjunto de Frontex, explicó que en los últimos casos de naufragio de navíos procedentes de Libia, el organismo detectó que las mafias dedicadas al tráfico humano emplean los mismos puntos de partida y casi las mismas rutas, pero utilizan armas de fuego para evitar que los rescatistas que intentan salvar a los migrantes se lleven la embarcación. “Ya hubo dos casos en los que han amenazado con armas de fuego a las tripulaciones que estaban rescatando a los inmigrantes, para impedir que se llevasen el barco para ser incautado y destruido”, explicó Arias, quien agregó que cuando los traficantes retienen sus embarcaciones, las llevan de vuelta a Libia para reutilizarlas. Además, Arias señaló que el barco que naufragó el domingo salió de Trípoli, de “uno de los dos o tres lugares” cercanos a la ciudad donde las mafias del tráfico de personas están centralizando su actividad, gracias a las facilidades que encuentran en Libia por la falta de autoridad del país.

El funcionario de Frontex expresó que los buques parten repletos de personas porque los traficantes aprovechan la desesperación de los inmigrantes por llegar a Europa. “Cada vez hay menos embarcaciones y los traficantes tratan de utilizar los pocos barcos de los que disponen para poner el mayor número de personas a bordo, aunque ello incremente el riesgo de hundimiento, como ocurrió el domingo”, explicó. Uno de los traficantes, Mered Medhaine, de 34 años, que lleva migrantes desde la capital libia a Italia, se jactó sobre la situación de hacinamiento de los buques. “Dicen que subo demasiada gente a bordo, pero ellos (los inmigrantes) son los que quieren salir a toda prisa”, dijo riéndose al diario The Independent.