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La coalición tripartita japonesa presidida por el Partido Liberal Democrático (PLD) del premier Junichiro Koizumi obtuvo la mayoría absoluta en las elecciones generales a la Cámara de Diputados de ayer, pese a haber perdido 12 escaños, mientras que el opositor Partido Democrático logró un meteórico ascenso ganando 40 escaños más –se le opuso al envío de tropas a Irak– según el escrutinio final de votos ofrecido a última hora por las emisoras de televisión. Con los resultados todavía en proceso, Koizumi declaró que su apretada victoria “le posibilita continuar con sus reformas” tildadas de thatcheristas. Para los analistas, salió debilitado. La alianza mantuvo el control de la poderosa Cámara del Legislativo con 275 escaños de los 480 en juego, pero Koizumi no consiguió devolver a su partido conservador la mayoría absoluta que perdió en 1990, tal como se había propuesto al convocar los comicios. Individualmente, el PLD tuvo 237 votos, frente a los 233 que el antecesor de Koizumi, Yoshiro Mori, atrajo en las elecciones anteriores del 2000, aunque se habían convertido en 247 el mes pasado por obra y gracia de la incorporación de diputados de otras formaciones e independientes.
Los liberal democráticos necesitaban 241 escaños para dominar en solitario la Cámara, algo que no pudo ser, en parte por la intensa subida del opositor Democrático, que ganó cuarenta escaños más, hasta 177. El resto de los partidos sufrió profundos retrocesos, ya que los socialdemócratas pasaron de 18 a 6 y los comunistas de 20 a 9 escaños, mientras que aumentaron también los independientes.
Koizumi disolvió el mes pasado la Cámara de Diputados después de ganar una fácil reelección de la presidencia liberal democrática días antes gracias a su gran popularidad, con la que se propuso ofrecer a su partido la mayoría absoluta que hasta hace 13 años acostumbraba a monopolizar desde su fundación, en 1955. “No es problema, la coalición gobernante ganó la mayoría”, resolvió Koizumi, asediado de preguntas, en un aparente intento de quitar hierro al revés que tuvo su partido. Pero, para la mayoría de los analistas, él resultó políticamente herido.
El PLD seguirá gobernando en alianza junto al Nuevo Komeito (PNK), de tendencia confesional budista, y al Nuevo Conservador (PNC), pues aunque ahora cuentan con 12 diputados menos, juntos sobrepasan los 269 escaños necesarios para acaparar todas las presidencias de los comités permanentes, en cuyas manos está la llave para aprobar los proyectos de ley conflictivos.
El ganador indiscutible de la jornada fue el líder del principal partido de la oposición, el Democrático, Naoto Kan, quien tampoco logró llegar a los 200 escaños que se había fijado pero que, gracias a su llamativa apelación para cambiar el color del gobierno, logró hacer de este partido la segunda fuerza del país con sólo cinco años de vida. Los analistas subrayaron el fuerte impacto que tuvo entre los votantes japoneses su promesa electoral de no enviar soldados a Irak en caso de alcanzar el poder, en contraste con la determinación de Koizumi para cumplir la promesa hecha al presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Con la mayoría en manos de la coalición tripartita, Koizumi no tendrá problemas en ser reelegido como jefe del Ejecutivo cuando el Parlamento sea convocado en sesiones a fin de mes. Koizumi tendrá que acelerar sus esfuerzos para que la incipiente recuperación económica se consolide, disminuya el monumental endeudamiento público y se arreglen los créditos morosos de la banca, que impiden el flujo de nueva financiación a las empresas y contribuyen a las bancarrotas.
El índice de participación ciudadana en estas elecciones ha sido el segundo más bajo de la historia reciente, con una participación del 59,53 por ciento, a mínima distancia del record del 59,65 por ciento de los comicios de 1996, y un 2,96 por ciento por debajo de las elecciones anteriores, de junio del 2000.