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Guatemala en una elección presidencial intimidante

Los guatemaltecos asistieron ayer a las urnas para elegir presidente entre 11 candidatos (dos conservadores con chance y por el oficialismo el ex dictador Ríos Montt). Durante la jornada hubo incidentes y retraso para votar. Habría ballottage.

Miles de guatemaltecos votaron ayer a un nuevo presidente con la esperanza de que el que resulte electo les dé la paz que les falta desde el fin de la guerra civil, en 1996. Para muchos, la paz significa bajar el desempleo y la delincuencia, uno de los problemas más graves que azotan a este país. Además de presidente y vice, en las elecciones se eligieron 158 diputados del Congreso local, 20 para el Parlamento centroamericano y 331 alcaldes. Los comicios fueron disputados por once candidatos presidenciales, pero según las encuestas, sólo tres de ellos –los empresarios Oscar Berger y Alvaro Colom y en tercer lugar el ex dictador Efraín Ríos Montt– tenían chances, pero ninguno se llevaría la mitad más uno de los sufragios; o sea, habría segunda vuelta el próximo 28 de diciembre. La jornada estuvo marcada por incidentes –se suspendieron los comicios en dos municipios y hubo dos muertos– y la lentitud en la recepción de los votos. La Junta Electoral divulgará los resultados parciales esta madrugada y anunció retrasos en el recuento en las mesas en que hubo largas filas.
Hasta el miércoles pasado, los sondeos daban un 30,9 por ciento de intención de voto a Berger, de la Gran Alianza Nacional (GANA); un 27,4 al empresario textil Alvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), y un 11,4 por ciento al ex dictador Ríos Montt, del oficialista Frente Republicano Guatemalteco (FRG). Ante las reiteradas denuncias de fraude que hicieron varios opositores del actual gobierno del presidente Alfonso Portillo, las elecciones fueron supervisadas por más de 5000 observadores nacionales e internacionales, entre éstos delegados de la Organización de Estados Americanos (OEA), el Centro Carter y la Unión Europea. Antes de iniciada la asistencia a las urnas, la tensión había aumentado al ser herido de bala en una pierna Rolando Morales, un candidato a diputado por el partido de Colom.
Ya durante la votación dos mujeres indígenas resultaron muertas y cinco personas heridas en un tumulto en las puertas de una escuela del norte de la capital, donde decenas de votantes se agolparon por la tardanza para abrir las urnas. Además, se suspendieron las elecciones en dos de los 331 municipios debido a los disturbios provocados por desconocidos que quemaron urnas. El primer episodio de esa naturaleza se registró en la población de El Quetzal y el otro en el Cuyotenango. La lentitud con que se desarrolló la votación hizo que cientos de guatemaltecos acudieran a las urnas con comida, radios portátiles y mantas para esperar pacientemente su turno para votar. El Tribunal Superior Electoral se manifestó esperanzado por aumentar la participación ciudadana a un 60 por ciento de los votantes empadronados. En la elección de 1999, la participación fue de apenas el 53,75 por ciento en la primera ronda.
Para animar estas elecciones, la Junta Electoral Departamental contrató entre 30 y 40 conjuntos de marimba, un instrumento típico de este país en los principales pueblos guatemaltecos. Pero en el transcurso de la votación, decenas de ciudadanos denunciaron que no figuraban en los listados pese a que demostraban que estaban empadronados. La Procuraduría de Derechos Humanos y los observadores internacionales indicaron que las irregularidades en los listados eran notorias. “Ya se descarta un fraude, pero hay que seguir vigilantes porque han ocurrido hechos de intimidación antes de las elecciones”, afirmó la líder indígena y Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú antes de votar en una escuela de El Quiché, el departamento donde nació, al norte de la capital. Según Menchú, “la gente ha salido a votar, pero esperemos que sea un voto consciente y racional para que podamos tener una Guatemala en paz”. Y denunció que en El Quiché hubo cortes de luz y faltó tinta indeleble para que los votantes estamparan con su dedo después de meter su voto en la urna. Este procedimiento se usa en la mayoría de los países centroamericanos para evitar el doble sufragio.

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La guatemalteca Rigoberta Menchú asiste a las urnas.
 
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