El Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP) del presidente Recep Tayyip Erdogan se alzó con el triunfo, contra todo pronóstico, en las elecciones legislativas anticipadas que tuvieron lugar en Turquía, que le devuelven a la fuerza islamista y conservadora la mayoría absoluta (se obtiene con 276 bancas) en el parlamento perdida hace cinco meses. El AKP obtuvo el 49,2 por ciento de los votos y 316 de los 550 escaños en juego que conforman la Gran Asamblea Nacional, parlamento unicameral turco, anunciaron las cadenas NTV y CNN-Türk. Otra sorpresa fue el mal resultado obtenido por los pro kurdos del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), tras su entrada triunfal en la cámara en las elecciones de junio. Esta vez sólo fueron acompañados por el 10 por ciento de los sufragios, elección que representa una mala performance, pero que, con todo, le permite mantenerse dentro del parlamento.

Los socialdemócratas del Partido Republicano del Pueblo (CHP) quedaron en segunda posición, con 24,5 por ciento de los votos, seguidos por el derechista Partido de Acción Nacionalista (MHP), que obtuvo un 12 por ciento de los sufragios. Ambas fuerzas también perdieron muchos votos en comparación a junio. El dato significativo de la jornada: casi ningún sondeo auguraba una victoria del AKP, al que las encuestas ubicaban con una intención de voto de entre 40 y 43 por ciento. El resultado alcanzado ayer por los islamoconservadores representa una revancha para el político de 61 años cuyo partido perdió la mayoría parlamentaria que poseía desde hacía 13 años en los comicios legislativos del 7 de junio.

Gracias a esta victoria, Erdogan podrá cumplir finalmente con su sueño de instaurar una superpresidencia en el país. En la base de su estrategia electoral, el mandatario hizo todo lo posible por retrasar las negociaciones para formar una coalición de gobierno y, finalmente, decidió convocar a elecciones anticipadas, jugada que le salió bien. No obstante, para llevar a cabo el cambio de Constitución que pide Erdogan es necesario contar con los dos tercios del parlamento (367 diputados).

En un clima de tensión marcado por la reanudación del conflicto kurdo y la amenazas del jihadismo, Erdogan y su primer ministro y líder del AKP, Ahmet Davutoglu, se presentaron como los únicos garantes de la seguridad y la unidad del país. “Estas elecciones eran necesarias por el resultado incierto del escrutinio del 7 de junio”, dijo Erdogan al votar junto a su familia en Estambul. También aseguró que se respetará la voluntad nacional expresada en los comicios. “Turquía avanzó mucho en cuestión democrática”, aseguró.

A las 21.05 (15.05 en la Argentina) y apenas se conocieron los resultados finales, Davutoglu anunció la victoria, que, dijo, “no es nuestra sino de la nación”, ante una multitud reunida en la provincia de Konya, Anatolia Central. El primer ministro hizo un llamado a la unidad en una jornada victoriosa para él y el AKP. “Nadie debe caer en el derrotismo. Hoy no hubo perdedores, solamente ganadores”, dijo en un discurso pronunciado ante miles de simpatizantes del Partido de la Justicia y el Desarrollo, en el que prometió reconstruir una nueva Turquía con todos los ciudadanos.

“Dios los bendiga por abrazar nuestra causa en el peor momento. Hoy es un día de victoria pero también de modestia”, señaló, y terminó su breve discurso para dirigirse a un santuario nacional en Konya, informaron los diarios Daily Sabah (oficialista), Hürriyet (independiente) y la agencia oficiosa Anadolu. Poco antes, Davutoglu transmitió en la red social Twitter una expresión en árabe (“Sea para Dios todo el mérito”) para agradecer el resultado de unos comicios en los que la participación electoral aumentó en todas las provincias. Al menos 56,5 millones de electores fueron convocados a votar y la tasa de participación fue de 78,5 por ciento, con 44,7 millones de votos emitidos y 43,9 millones de votos válidos.

La tranquilidad de la jornada electoral sólo se vio agitada levemente por la difusión de la noticia de que la Fuerza Aérea había lanzado un ataque sobre la región kurda de Siria contra el Estado Islámico (EI), lo que favorece a la oposición moderada y dificulta que la ocupen los kurdosirios. Pero a las 20.30 (14.30 de la Argentina), a solo media hora del momento esperado para la difusión del resultado final, el diario Daily Hürriyet informó que se estaban produciendo choques en los que la policía disparaba gases lacrimógenos en la provincia de Diyarbakir, en la región sudeste de Turquía, muy poblada por los kurdos.

La campaña se realizó en medio de una sangrienta confrontación entre el gobierno y los kurdos del proscripto Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). En julio, el conflicto armado que enfrenta desde 1984 a los rebeldes del PKK y a las fuerzas de seguridad se reanudó en el sudeste del país, de mayoría kurda, rompiendo la frágil tregua en vigor en los últimos tres años. En paralelo, la guerra que devasta Siria desde hace cuatro años desembarcó en suelo turco, primero con un ataque suicida en julio en Suruç (sur) y luego con el atentado del 10 de octubre en Ankara, cometido por dos miembros del grupo jihadista Estado Islámico (EI) y que dejó 102 muertos. El aumento de la violencia preocupa a los socios occidentales de Turquía, empezando por la Unión Europea, preocupada por la llegada masiva de refugiados, en su mayoría sirios, a través de Turquía.

En el clima generado por la guerra, el tórrido verano del Medio Oriente se hizo el más sangriento del siglo, algo que, según la mayor parte de los analistas, implicó una influencia sobre el electorado.