Jueves, 24 de diciembre de 2015 | Hoy
EL MUNDO › LA ALCALDESA VERA BABOUN HABLA DE LA VIOLENCIA ENTRE ISRAELíES Y PALESTINOS
Por Ben Lynfield *
Las luces en el árbol de Navidad de Belén se encendieron y esta noche se celebrará una misa en la Iglesia de la Natividad, construida en el lugar donde se dice que los pastores visitaron a un bebé recién nacido hace unos 2000 años. Los turistas finalmente han comenzado a llegar en gran cantidad. los hoteles están totalmente reservados para los próximos días y la alcaldesa de Belén, Vera Baboun, insiste en que está bien celebrarlo de la manera tradicional. “La Navidad es Belén –dijo–, la iluminación del árbol, y la procesión anual de los patriarcas desde Jerusalén a Belén forma parte de la identidad de los cristianos.”
Ser feliz es una manera de desafiar la ocupación, sostuvo Baboun, y pensó que era un “verdadero desafío” celebrar este año. “Incluso la alegría es un derecho para los niños. Queremos traerles un momento de esperanza.”
Pero en otras partes de la Ribera Occidental, la Navidad fue cancelada –incluyendo en Ramalá, la capital de la Autoridad Palestina–. Y en el campo de refugiados de Aida de Belén, una nueva decoración adorna algunas de las casas en esta temporada: tablones de madera colocados en las ventanas para evitar que entren gases lacrimógenos del ejército israelí.
Aida, encajada entre la barrera israelí de hormigón gris de enormes proporciones que separa Cisjordania y un puesto de control del ejército, queda a sólo tres kilómetros y medio de la Iglesia de la Natividad. Es el hogar de 5000 refugiados, en su mayoría descendientes de los expulsados o que huyeron durante la creación de Israel en 1948. El elaborado y colorido graffiti en sus paredes invita al regreso a los hogares y pueblos perdidos hace mucho tiempo.
Aida ha sido un punto de inflamación durante los últimos meses de violencia. La mayoría de las víctimas mortales palestinas eran asaltantes o presuntos asaltantes, según las autoridades israelíes. Los cinco palestinos muertos eran de la zona de Belén y dos del campamento de Aida, incluyendo a Abdul Rahman Shadi Obeidallah, de 13 años, que los residentes del campamento dicen que fue asesinado por un francotirador mientras estaba parado en la calle con amigos. Un alto oficial del ejército dijo que el niño fue muerto “no intencionalmente”.
“Toda actividad en el campamento se realiza en su memoria”, dijo Mustafa al Aray, un consejero del centro juvenil del campamento. “La gente todavía visita a sus familiares para consolarlos.” En el corazón del campamento, en el lugar donde fue asesinado el 5 de octubre es una inquietante imagen de un Obeidallah sonriendo.
“Lo que la gente habla de aquí en estos días es que alguien fue arrestado ayer por la noche, o que alguien está a punto de ser puesto en libertad”, dijo Aray. En tal atmósfera, el festejo de Navidad por los cristianos de Belén debe ser modesto, sin grandes celebraciones, dice. “El año pasado hubo un gran festival con mucha gente en la Plaza del Pesebre disfrutando de la música y divertiéndose. Hacer esto no es respetuoso hacia las personas que murieron. Sólo deberían ser actividades religiosas.”
El mes pasado, un contenedor con gas lacrimógeno disparado por las tropas israelíes se estrelló contra la ventana de una casa, iniciando un incendio, dijo Aray. Es por esto que las ventanas están tapiadas.
En una tienda de zapatos dentro del campamento, el vendedor Mohammed Mashtayeh, de 19 años, tenía zapatillas con Papá Noel en la vidriera, pero no hay clientes. Dice que la violencia a menudo le obligó a cerrar y asustó a la gente.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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