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Por David Usborne *
Desde Nueva York

Israel recibió fuertes presiones para que desmantele el muro de seguridad en Cisjordania que impide el traslado de los palestinos luego de que la Asamblea General de la ONU resolviera anoche, en una sesión especial de emergencia, exigir a la Corte de Justicia Internacional que se expida sobre la legalidad del muro. Este tribunal no está obligado a aceptar este caso. Pero luego de esta votación –hubo 90 votos a favor, ocho en contra y 74 abstenciones–, impulsada por los países árabes y la Autoridad Palestina (AP), es probable que lo haga. Cualquier opinión en contra de este continuado de barreras de 144 kilómetros de largo que se construye desde el 2000 sería un papelón para Israel.
El representante palestino, Nasser Al Kidwa, declaró que la valla es “la vergüenza del siglo XXI” y condicionó su desmantelamiento a la voluntad de los palestinos para seguir negociando un proceso de paz basado en la Hoja de Ruta. Señaló que “para nosotros, o hay un muro o hay una Hoja de Ruta (plan de paz patrocinado por Washington, Rusia, UE)”. Pero el embajador israelí, Dan Gillerman, le respondió ásperamente acusándolo de soltar “una letanía de mentiras” frente a la Asamblea. Gillerman aseguró que si la valla existe se debe al fracaso de la AP y su líder, Yasser Arafat, para prevenir los ataques terroristas contra Israel. “Esta es la valla de Arafat, la que él construyó. Su terrorismo hizo que su construcción fuese inevitable”, sostuvo. “Si Arafat no existiese, no se necesitaría un muro”, agregó mientras mostraba fotos de niños israelíes muertos o heridos por los recientes atentados terroristas en su país.
Como se esperaba, Estados Unidos votó contra la resolución con el argumento de que ésta no explicitaba su condena a los ataques terroristas y a los grupos armados responsables por éstos. En los últimos tres meses, Estados Unidos también vetó, en el Consejo de Seguridad, tres resoluciones críticas con Israel. “Si uno no resiste los esfuerzos para aprobar estas resoluciones asimétricas, los palestinos sienten que salieron del apuro”, comentó el embajador estadounidense, John Negroponte, antes de la votación. “Reivindica sus acciones, que todo lo que hacen debe estar bien y que el otro tipo es enteramente responsable. Pero, de hecho, todos tienen que contribuir con alguna responsabilidad para llegar a una solución pacífica en este conflicto”, sostuvo.
Junto con otros países de la Unión Europea, Gran Bretaña se abstuvo de votar. “Consideramos inapropiado pedirle a la Corte que emita su opinión sin el consentimiento de las dos partes”, declaró el embajador británico Emyr Jones Parry. “Además, es poco probable que resuelva los problemas sobre el terreno”, dijo.
Los países árabes convocaron a una reunión de emergencia luego de que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, diera a conocer, hace dos semanas, un informe sobre el daño considerable que la valla israelí causa a la población palestina. Israel, que asegura que las barreras son la única forma de mantener a los terroristas fuera de su territorio, condenó el informe como “parcial”. En tres años, 450 personas murieron en ataques terroristas dentro de Israel. Gillerman dijo que la resolución, que exige a la Corte Internacional una opinión consultiva sobre la legalidad de la barrera, fue una “táctica para desviar la atención” que refleja “lo peor” de la ONU. Pero mientras el gobierno israelí decía ayer que darle el caso a la Corte fijaría un “precedente peligroso”, el primer ministro Ariel Sharon declaraba que iba a cooperar con el tribunal si éste acepta el caso.

* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.