Lunes, 25 de enero de 2016 | Hoy
EL MUNDO › REBELO DE SOUSA PROMETIó DIALOGAR CON EL GOBIERNO DE IZQUIERDA
El país combinará un gobierno abiertamente antiajuste con un jefe de Estado de derecha. Si bien el presidente portugués no tiene poder ejecutivo, dispone de una prerrogativa de peso: la disolución del Parlamento.
El candidato conservador Marcelo Rebelo de Sousa ganó en primera vuelta los comicios presidenciales en Portugal. El ex profesor de derecho y ex comentarista estrella de la televisión obtuvo el 53 por ciento de los votos y superó al independiente de izquierda, Antonio Sampaio da Novoa, que alcanzó el 22,01 por ciento de los sufragios. Marisa Matias, candidata del Bloque de izquierda, formación cercana a Syriza y a Podemos, fue la sorpresa de la jornada electoral al ubicarse en el tercer lugar, con 10 por ciento de los votos, por delante de la ex ministra socialista Maria de Belem Roseira, que obtuvo el 4,27 por ciento, y el candidato comunista Edgar Silva. que arañó el 3,87 por ciento. La victoria de Rebelo de Sousa confirma que el país combinará un gobierno abiertamente anti ajuste, encarnado en el líder del Partido Socialista luso, Antonio Costa –quien dirige la coalición de izquierda formada por el Bloque de Izquierda, el Partido Comunista Portugués y los Verdes–, y un mandatario conservador y más cercano a las políticas de Bruselas.
Rebelo de Sousa prometió dialogar con la coalición de izquierda y dijo que será presidente de todos los portugueses y todas las portuguesas, sin discriminaciones. “No hay vencidos en estas elecciones presidenciales, en las que fue el pueblo el que me honró con su apoyo”, afirmó el dirigente conservador en su primer discurso conocido su triunfo y ante decenas de simpatizantes en la facultad de Derecho de la Universidad de Lisboa. El ex presidente del Partido Socialdemócrata, de centroderecha, sucede así a otro conservador, Aníbal Cavaco Silva, quien a sus 76 años finaliza su segundo quinquenio consecutivo, el límite que permite la Constitución portuguesa.
Rebelo de Sousa ganó los comicios en parte gracias a su popularidad labrada como estrella del comentario político. De las personas más influyentes en 40 años de democracia en Portugal, este hombre de 67 años, alcanzó la presidencia después de dejar escapar la posibilidad de ser primer ministro a fines de los años 1990. “Personalidad ambigua y contradictoria que vivió en el centro de la vida política portuguesa desde que nació, Rebelo de Sousa es el mejor ejemplo del poder mediático en Portugal”, resumió su biógrafo, Vitor Matos.
Rebelo de Sousa llegó a la elección con el apoyo oficial de las dos formaciones de derecha, el Partido Social Demócrata (PSD) y el Centro Democrático Social (CDS), aunque tomó distancias de los dos fuerzas asociadas a las impopulares políticas de ajuste de la anterior legislatura. “No seré el presidente de ningún partido”, prometió el especialista en derecho constitucional. Aparte del color político, Rebelo de Sousa no se parece en nada al saliente Cavaco Silva, dirigente conservador, de aspecto rígido, que nunca escondió sus reticencias a nombrar un gobierno socialista apoyado en el parlamento por varios partidos de izquierda.
Al contrario que Cavaco Silva, el “profesor Marcelo” se mostró conciliador con el gobierno de izquierda dirigido por Costa, su ex alumno en la facultad de derecho de Lisboa. “No será enemigo político del gobierno socialista”, aseguró el politólogo António Costa Pinto. Aunque en caso de crisis, “tampoco dudará en convocar nuevas elecciones, si está convencido de que propiciarán una mayoría estable”, agregó el experto.
El líder de la oposición en Portugal, el centroderechista Pedro Passos Coelho, saludó el triunfo de Rebelo de Sousa, con quien comparte familia política. “Ganar en la primera vuelta le da una autoridad inequívoca”, dijo Passos Coelho, líder del PSD, fuerza de la que Rebelo de Sousa es uno de los fundadores. Passos Coelho, que fue primer ministro luso entre 2011 y 2015, pronosticó que Rebelo de Sousa será un presidente que cumplirá con su papel de colaboración institucional con los otros órganos de soberanía y lamentó la baja participación en los comicios.
La abstención descendió ligeramente, alcanzando a entre 48 y 53,2 por ciento según las primeras estimaciones, tras un récord de 53,5 por ciento en la anterior consulta presidencial en 2011. Si bien el jefe de Estado portugués no tiene poder ejecutivo, dispone de una prerrogativa de peso: la disolución del Parlamento, pieza clave de una campaña con poca movilización.
Pero, según los politólogos, Rebelo de Sousa sólo tendría la intención de hacer uso de esta herramienta si hubiera una ruptura en la alianza inédita de la izquierda, surgida tras las elecciones legislativas del pasado 4 de octubre. Diez candidatos se presentaron a las elecciones, cifra record para unas presidenciales en Portugal. Rebelo de Sousa, que goza de popularidad más allá de su campo político gracias a su carrera como comentarista de televisión, llevó a cabo una campaña muy personalista, sin carteles ni diarios, y privilegió el contacto directo con los votantes. El futuro presidente prestará juramento el 9 de marzo, pero no podrá utilizar su prerrogativa de disolución del Parlamento hasta abril, seis meses después de las elecciones legislativas de octubre, de acuerdo a la Constitución vigente.
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