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Por F. S *
Desde Belén

El primer ministro de la Autoridad Palestina, Ahmed Qureia, decidió interrumpir el proceso de diálogo que trataba de iniciar con el jefe del gobierno de Israel, Ariel Sharon, en protesta por la sangrienta operación de castigo que el ejército israelí lanzó el martes contra campos de refugiados del sur de la Franja de Gaza. Por otra parte, los dirigentes israelíes negaron, por tercer año consecutivo, el permiso al líder palestino, Yasser Arafat, para asistir a la Misa del Gallo en Belén.
Las incursiones militares del martes se saldaron con nueve muertos, más de 40 heridos y una treintena de casas destruidas. El área afectada quedó sin agua, electricidad y teléfono. En protesta por lo ocurrido, Qureia canceló la reunión que su asesor principal y jefe de gabinete, Hassan Abu Lided, debía celebrar con su homólogo israelí, Dov Weisglass. En esa reunión se iban a estudiar los detalles y la agenda de una posible cumbre entre los jefes de gobierno israelí y palestino, en principio prevista para la próxima semana.
El anuncio de la suspensión de la reunión preparatoria irritó al gobierno israelí, que horas más tarde lanzaba una advertencia a la Autoridad Palestina. “Están mucho más necesitados que nosotros en llevar esta reunión a término”, aseguraba un portavoz israelí al referirse a los gobernantes palestinos, con la amenaza añadida de que “pronto se encontrarán con el fin del camino”. Se trata de una referencia clara al plan de Sharon de separación unilateral entre Israel y Palestina, condenado por la comunidad internacional. El gobierno Sharon recordaba a las autoridades palestinas que, desde que Qureia llegó al Ejecutivo el pasado mes de octubre, ha estado aplazando sucesivos encuentros con Sharon, tras alegar falta de garantías y planteamientos serios.
El ministro palestino y ex responsable del equipo negociador, Saeb Erekat, se reunió el día de Nochebuena con Shimon Peres, jefe de la oposición israelí, para intercambiar impresiones sobre el bloqueo del proceso de paz. Erekat le dijo a Peres en tono indignado que “acciones como la de Rafá son peores que la creación de un nuevo asentamiento” de colonos judíos.
En medio de este clima de tensión, las autoridades israelíes denegaron por tercer año consecutivo autorización a Arafat para asistir en Belén a la Misa del Gallo. El sillón destinado a Arafat en la nave principal de la Basílica de la Natividad durante la Nochebuena ha estado desde entonces vacío y sobre el respaldo y el asiento se coloca el pañuelo blanco y negro a cuadros, la kufiya, con la que el presidente palestino se cubre habitualmente su cabeza. Las autoridades israelíes han desestimado las peticiones de la comunidad internacional, empezando por las del patriarca latino de Jerusalén, Michael Sabah, que reclamaba que se le permitiera viajar hasta Belén para asistir a la Misa del Gallo.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.