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El candidato de ultraderecha Norbert Hofer y el ecologista Alexander Van der Bellen quedaron virtualmente empatados ayer en la segunda vuelta presidencial en Austria. En un final para el infarto y con todos los votos presenciales –unos 4,48 millones– contados, los dos candidatos del ballottage consiguieron 50 por ciento de los votos, según proyecciones realizadas por la televisión pública ORF.

La proyección de la televisión pública tiene un margen de error del 0,7 por ciento, más allá de cualquier sorpresa que puedan ofrecer los 900.000 votos emitidos por correo, y que recién serán contabilizados hoy. Pese a que la incógnita recién se develará este lunes, ORF adelantó algunas tendencias. Las regiones de Graz, el Tirol, Vorarlberg y, principalmente, la capital Viena fueron conquistadas por el ecologista Van der Bellen; mientras que Hofer se impuso en Burgenland, Carintia, Estiria, la Alta y la Baja Austria o Salzburgo.

Como lo hizo en toda la campaña, Hofer reiteró a la prensa que lo acompañó a votar en Pinkafeld, en la región de Burgenland, que no es una persona peligrosa. Si gana las elecciones, sería la primera vez, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, que un líder de extrema derecha, con un discurso filo nazi, llega a la jefatura de Estado en Europa occidental. Pese a que moderó su discurso público en los últimos meses, defendió una agenda abiertamente de extrema derecha.

Rechazó a los refugiados –los llama “inmigrantes económicos”– que llegan a Europa desde los países más pobres y violentos de Medio Oriente y África, y los hizo responsables del aumento del desempleo y de la criminalidad en ese país europeo. El único con chances de frenar el ascenso de Hofer es el líder ecologista de 72 años, Van del Bellen. Tras votar en un colegio de Viena, el referente de izquierda se declaró “cautelosamente optimista” y pidió que todos los ciudadanos vayan a votar. La participación fue de casi el 72 por ciento del padrón, cifra superior al 68,5 por ciento registrado en la primera vuelta del 24 de abril pasado.