Domingo, 5 de junio de 2016 | Hoy
EL MUNDO › LA HIJA DEL DICTADOR Y EL ECONOMISTA NEOLIBERAL KUCZYNSKI SE DISPUTAN LA PRESIDENCIA EN LA SEGUNDA VUELTA ELECTORAL
La hija y heredera política del ex dictador Alberto Fujimori, condenado a 25 años por crímenes de lesa humanidad y corrupción, y un ex ministro conservador de 77 años llegan al voto empatados en las encuestas de opinión.
Por Carlos Noriega
Desde Lima
El fujimorismo podría volver al poder en las elecciones de hoy. Cerca de 23 millones de peruanos irán hoy a las urnas en medio de una crispada polarización entre fujmorismo y antifujimorismo. Keiko Fujimori, hija y heredera política del ex dictador Alberto Fujimori, condenado a 25 años por crímenes de lesa humanidad y corrupción, y el neoliberal Pedro Pablo Kuczynski, llegan, de acuerdo a las encuestas de esta última semana -que no se pueden publicar en el país, pero circulan en las redes sociales y todos comentan- en un empate técnico que hace impredecible el resultado de hoy.
Keiko, del partido fujimorista Fuerza Popular, ganó la primera vuelta con poco más del 39 por ciento, sacándole amplia ventaja a PPK -como se le conoce a Kuczynski por las iniciales de su nombre, que también son las de su partido (Peruanos por el Kambio)-, que obtuvo 21 por ciento. Pero para esta segunda vuelta el economista neoliberal ha aglutinado el voto antifujimorista, lo que le ha permitido acortar la distancia y llegar a la elección con expectativas de victoria.
La candidata del fujimorismo ha basado su campaña en el viejo y extendido clientelismo fujimorista en los sectores populares, donde se basa su mayor apoyo, y en un discurso de mano dura contra la delincuencia, considerada por la mayoría de peruanos como el principal problema del país, ofreciendo pena de muerte, declarar el estado de emergencia en la capital del país y sacar a las fuerzas armadas a las calles. Kuczynski, por su parte, ha pedido el voto, con mayor fuerza en este último tramo de la campaña, apelando a la defensa de la democracia frente al riesgo autoritario que representa el fujimorismo.
Hace solo una semana, Keiko Fujimori era amplia favorita, parecía una casi segura ganadora. Los sondeos publicados el pasado domingo, los últimos que se pueden difundir en el país, le daban una ventaja de hasta siete puntos. Pero en esta última semana, PPK, que parecía muerto después de una campaña opaca y sin energía, ha resucitado. Su desempeño en el debate del pasado domingo, en el que sin ser brillante ganó; su renovado discurso, con una decisión que le había faltado y que muchos le reclamaban, planteando la elección como una opción entre democracia y autoritarismo fujimorista; su abierto cuestionamiento a la corrupción del fujimorismo del pasado y del presente que rodea a Keiko, algo que no había hecho antes; y el apoyo que ha recibido de distintos sectores políticos, sindicales y sociales en nombre de la defensa de la democracia, lo han regresado a la pelea.
Tres encuestas realizadas entre el lunes y el miércoles mantenían a Keiko arriba, pero con una diferencia reducida a entre medio punto y cuatro puntos. Otros dos sondeos, de Ipsos y GFK, de ayer sábado, que no se pueden publicar en el país, pero circulan por las redes sociales, revierten la situación y ponen a PPK adelante con una diferencia de uno y dos puntos, respectivamente. Todo dentro del margen de error estadístico, por lo que tosas las encuestadoras coinciden en hablar de empate técnico.
“Los indecisos y quienes votaban en blanco han comenzado a definirse en esta última semana y se están inclinando más por PPK”, señala Urpi Torrado, de la encuestadora Datum.
El llamado de Verónika Mendoza, ex candidata presidencial del izquierdista Frente Amplio, tercera en las elecciones de abril con 19 por ciento, a votar por PPK por ser la única opción para detener la amenaza del regreso del fujimorismo al poder, y la masiva marcha antifujimorista del martes, que en Lima reunió a 100 mil personas y se repitió en varias ciudades del interior, han sido claves para la subida de Kuczynski. Paradojas de la vida, si el candidato neoliberal gana la elección presidencial, le deberá su triunfo, en buena parte, a la izquierda. Pero la izquierda no le ha dado su apoyo a PPK por sus propuestas o virtudes, sino para defender la democracia frente al posible retorno del autoritarismo fujimorista, y ha sido clara en señalar que en un eventual gobierno de PPK sería oposición a su proyecto neoliberal. Del otro lado, las denuncias contra el entorno más cercano de Keiko de vínculos con el narcotráfico y lavado de dinero, que se han multiplicado en los últimos días, y la forma como el fujimorismo ha reaccionado para intentar proteger a los denunciados, que incluye al vicepresidente de Keiko, José Chlimper, un ex ministro de la dictadura de Alberto Fujimori, entregando un audio adulterado a un canal de televisión para intentar desacreditar esas denuncias, han golpeado la candidatura fujimorista. Keiko recibió esta semana el respaldo del alcalde de Lima, Luis Castañeda, cuya gestión es identificada con la expresión “roba, pero hace obra”. Es el único respaldo de un dirigente político de relevancia que ha logrado captar la candidata del fujimorismo. Con quienes sí ha cerrado alianzas la hija del ex dictador es con los mineros ilegales, que operan contaminando el medio ambiente y con altos niveles de explotación laboral; con los transportistas informales, que trabajan en la ilegalidad; y con un sector evangélico ultraconservador que pregona que la homosexualidad es “una aberración” y pide que el Estado la condene.
Hoy se sabrá si la reacción de PPK en el tramo final de la campaña y todo el respaldo que ha recibido le alcanzarán para revertir la ventaja que hasta hace una semana tenía su rival y ganar, o si el fujimorismo, a pesar de su pasado de autoritarismo, violaciones a los derechos humanos y corrupción y de las denuncias de un presente ligado al narcotráfico, vuelve al poder y la democracia peruana ingresa a cuidados intensivos.
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