EL MUNDO › EN BAJA LA POPULARIDAD DE LULA Y SU GOBIERNO
La política económica nao da
El índice de aprobación del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, cayó de 65,3% en febrero a 59,6% en marzo, reveló ayer una nueva encuesta realizada por el instituto Sensus de la Confederación Nacional de Transportes (CNT). A su vez, la aprobación de la labor del gobierno descendió en ese mismo período de 39,9% a 34,6%, señala la consulta, que confirma el impacto en la opinión pública de las dificultades políticas y económicas que Lula está enfrentando al iniciarse su segundo año de gestión.
Pese a que las principales quejas de opinión, también de aliados y opositores políticos, tienen que ver con el estancamiento de la economía y el crecimiento del desempleo, el presidente dijo ayer que “hace muchos años no se vivía un momento de optimismo como éste”. “Brasil nunca tuvo, en los años recientes, las posibilidades que tiene para los próximos años. La economía brasileña va a crecer. Si no crece tanto como nos gustaría, crecerá lo que sea posible”, expresó. Lula prometió crear diez millones de empleos en sus cuatro años de gobierno, pero el desempleo crece y en febrero pasado llegó al 12 por ciento.
Según la CNT, la tendencia negativa de estos últimos meses se explica más por los malos indicadores sociales que por el impacto del caso Waldomiro Diniz, que estalló en febrero con la difusión de un video que mostraba a ese ex asesor del jefe de gabinete José Dirceu pidiendo coimas electorales a un empresario del juego clandestino. Un 52,8% de las personas interrogadas asegura que “nunca oyó hablar” del caso Diniz.
El gobierno de Lula ha sido fuertemente criticado en las últimas semanas por opositores y aliados políticos, incluidos sectores de su Partido de los Trabajadores (PT) y organizaciones sociales, como el Movimiento de los Sin Tierra (MST), por el rumbo conservador que ha tomado su política económica y la falta de resultados en lo social. La economía brasileña, que el año pasado tuvo una retracción del 0,20 por ciento, debe crecer este año por encima del 3,5 por ciento, según proyecciones oficiales que ya empiezan a ser puestas en duda por el mercado financiero. Según Lula, su optimismo se basa en que la producción agrícola y la balanza comercial están en niveles record, los intereses reales son los más bajos en diez años, los bancos de inversión tienen más recursos para prestar y la credibilidad internacional del país crece a diario.
El Partido Popular Socialista (PPS) ratificó este fin de semana su permanencia en la coalición que apoya a la actual administración, pero al mismo tiempo exigió cambios en la política económica del gobierno. El PPS es la segunda mayor fuerza de izquierda después del propio PT. La semana pasada, otro partido de la alianza oficialista, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), también condicionó su apoyo a Lula a un mayor esfuerzo del gobierno en promover el crecimiento económico del país.