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Por Rupert Cornwell*
Desde Washington

Condoleezza Rice, la consejera de Seguridad Nacional del presidente Bush, estaba bajo más presión que nunca anoche para que testifique en público ante la comisión bipartidaria que investiga si los ataques del 11 de septiembre de 2001 pudieron haberse evitado. Mientras la tormenta política desatada por las acusaciones de Richard Clarke, el ex jefe de contraterrorismo de la Casa Blanca, no daba señales de apaciguarse, los republicanos y los demócratas por igual sostuvieron que ella debía aceptar testificar públicamente. Dada la excepcional naturaleza de la tragedia, dijeron que Rice debía hacer una excepción a una tradición de larga data, que surge de la separación de los poderes que están protegidos en la Constitución, por la cual el personal de la Casa Blanca no debe testificar ante los cuerpos nombrados por el Congreso.
Su negativa era “una torpeza política de primera magnitud”, dijo John Lehman, un republicano ex secretario de Nay, que es un miembro de la comisión. Richard Perle, un importante arquitecto de la guerra contra Irak y un halcón neoconservador también instó a Rice a que cambiara de opinión: “Creo que debería salir y testificar”. Hablando en el programa 60 Minutos de CBS el domingo a la noche –el mismo lugar donde Clarke lanzó por primera vez la carga explosiva de que el presidente Bush y sus asesores habían descuidado la amenaza de Al Qaida antes del 11 de septiembre– Rice dijo que no había nada que quisiera más que testificar en público, pero no podía.
A cambio, la Casa Blanca ofreció que se reuniera en privado con la comisión legislativa. Se dice que Rice está ansiosa por encontrarse con los parientes de las víctimas de los ataques en Nueva York y en Washington. Es ampliamente aceptado aquí que Rice no tiene nada que ocultar. Pero su negativa a aparecer inevitablemente llevó a hablar de una “coartada” del equipo de Bush. Clark mismo añadió incomodidad a la Casa Blanca al instar la publicación de todos los archivos relativos a su actuación como jefe del contraterrorismo en los primeros ocho meses del período de Bush antes del 11 de septiembre.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.