EL MUNDO › PEDIDOS DE EE.UU. QUE FRANCIA RECHAZO EN LA CUMBRE

La deuda de Irak y la OTAN

Por Rupert Cornwell *

Después de la votación unánime a favor de la soberanía en la ONU, en el primer día formal de la Cumbre del Grupo de los Ocho, el presidente Bush intentó avanzar con su agenda para Irak, buscando ampliar el rol de la OTAN, conseguir un respiro para la deuda de Bagdad y lanzar una iniciativa para promover la democracia en Medio Oriente y el mundo islámico. En un comunicado conjunto, los líderes del G-8 expresaron “serias preocupaciones” sobre los programas nucleares de Corea del Norte y agregaron que favorecían una solución pacífica al diferendo con Pyongyang. También adoptaron un plan de acción para luchar contra la proliferación de armas de destrucción masiva.
Sin embargo, el conflicto palestino-israelí rápidamente se convirtió en el centro de las conversaciones. El primer ministro británico, Tony Blair, intentó un nuevo compromiso estadounidense para revitalizar la moribunda “Hoja de ruta”. El presidente francés, Jacques Chirac –el mayor crítico a la invasión a Irak en el 2003–, advirtió que un “progreso real” hacia un acuerdo de paz era una “precondición” de cualquier intento exitoso para llevar a cabo una reforma más amplia a la región. Pero hay pocas señales que apunten a que Washington esté reconsiderando sus políticas hacia Medio Oriente y su aprobación del plan del primer ministro Ariel Sharon para retirarse de Gaza y retener algunos asentamientos en Cisjordania.
Aunque el clima de esta reunión difiere mucho del clima tenso del año pasado después de la invasión de Irak, los objetivos estadounidenses seguramente se enfrentarán a serias dificultades. Francia se opuso rotundamente a la cancelación de la deuda externa de 120 mil millones de dólares de Saddam Hussein, ya que argumenta que Irak no debería ser tratado de forma diferente de otros países en desarrollo que son más pobres aún. Chirac además declaró que éste no era el momento para que la OTAN se involucre en Irak, respondiendo así al pedido de Bush y Blair para que la OTAN envíe tropas a Irak para apoyar al gobierno interino después de la entrega de poder el 30 de junio.
Pero la desilusión más grande podría ser el fracaso de la iniciativa “Gran Medio Oriente”, a pesar de que el G-8 abre por primera vez sus puertas a un grupo de líderes de Medio Oriente e islámicos, incluyendo el nuevo presidente de Irak, Ghazi al Yawer. Esta iniciativa intenta poner el peso colectivo del G-8 detrás de un intento por fomentar la reforma económica y democrática en la región, poniendo especial énfasis en temas económicos y educativos. Sin embargo, ha tenido fuerte oposición por parte de Europa y varios sectores del mundo árabe. Arabia Saudita y Egipto, dos países cruciales para esta iniciativa que no fueron a la reunión, dicen que solamente se trata de más intromisiones occidentales, y un intento para imponer lo occidental en Medio Oriente. El G-8 suscribió a una declaración en la que establecieron que el plan para la democratización en Medio Oriente y el norte africano “no puede ser impuesto desde fuera”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.

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