EL MUNDO
Yasser Arafat y su sobrino en el ojo de la tormenta
La crisis se agudizó para el líder palestino. Militantes atacaron una sede de inteligencia militar por la designación de Mousa Arafat como jefe de seguridad en Gaza. La renuncia del premier, en suspenso.
Por Enric Silver *
Desde Jerusalén
Una revuelta en la Franja de Gaza contra el gobierno autócrata de Yasser Arafat se intensificó ayer luego de que docenas de militantes ligados a su propio movimiento, Al Fatah, saquearan una base del servicio de inteligencia palestino, comandado por su sobrino, Mousa Arafat. Dieciocho palestinos entre militantes de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa y civiles resultaron heridos de bala en los choques.
Los rebeldes en la madrugada asaltaron e incendiaron el comando de los servicios secretos militares en Khan Yunis, sur de Gaza. Robaron armas y muebles y prendieron fuego a dos oficinas y dos autos estacionados afuera. Protestaban contra la promoción del impopular pariente jefe del nuevo servicio de seguridad. Previamente fue la despedida de Ghazi Jabali, el jefe de la policía nacional, retenido el viernes por tres horas y del que se dijo que confesó que violó a una mujer palestina y malversó millones de dólares. Cerca de dos mil manifestantes marcharon a través de la ciudad de Gaza el sábado a la noche exclamando: “Un perro, Jabali, se ha ido y otro, Mousa Arafat, viene en su lugar”. Sufyan Abu Zaida, ex ministro, declaró que “miles en Gaza se levantarán contra esa decisión. Están cansados”. Mousa Arafat, lo acusó, era uno de los funcionarios palestinos más corruptos. Mousa Arafat dijo que no renunciará.
Juma Ghali, otro alto jefe en la seguridad, renunció ayer a la jefatura de la Fuerza Naval palestina. Dijo que estaba protestando por el caos que reinaba en Gaza, donde los disidentes de Fatah el viernes secuestraron a un coronel palestino y cuatro trabajadores franceses así como a Jabali. En tanto la crisis se profundizaba, Yasser Arafat luchaba ayer por convencer a su primer ministro, Ahmed Qureia, para que retirara la renuncia que había mandado el sábado. “Esto es verdaderamente un desastre”, dijo Qureia a la prensa en Ramalá, luego de que el gobierno declarara el estado de emergencia. El presidente y el premier hablaron por cuatro horas. “Rechazo totalmente su renuncia”, dijo Arafat. El gabinete se encontraba ayer para decidir su futuro. El punto de vista que prevalecía era el de Qureia, a quien nunca se le había permitido funcionar en forma independiente, y que quiere irse, pero que puede llegar a ceder a las peticiones de Arafat.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.