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Por Carlos Yarnoz y Sandro Pozzi*
Desde Bruselas y Nueva York

Los ministros de Exteriores de la Unión Europea instaron ayer al Consejo de Seguridad de la ONU para que apruebe una resolución contra Sudán, “que incluya la imposición de sanciones”, en el caso de que el gobierno de Jartum siga incumpliendo sus compromisos de detener y desarmar a los milicianos de origen árabe Janjawid.
Reunidos en Bruselas, los ministros europeos no mencionaron la posibilidad de que la UE participe en una hipotética fuerza militar internacional que actúe bajo el paraguas de la ONU, pero tampoco descartaron esa opción mencionada en Washington y Londres.
Los ministros europeos se declararon “extremadamente preocupados” por la situación en la región de Darfur, al oeste del país, donde la actuación de las milicias ha provocado ya la muerte de entre 30.000 y 50.000 personas y el desplazamiento de cientos de miles de refugiados. “El Consejo (de la UE) –señalaron ayer los ministros– no tiene ningún indicio de que haya mejorado la seguridad para la población civil.”
La UE, que evitó ayer el término “genocidio”, que sí emplea Washington, ya aplica el embargo de armas a Sudán, pero unas nuevas sanciones podrían incluir restricciones de visados o congelación de cuentas bancarias. El gobierno sudanés se comprometió el 3 de julio a detener a los dirigentes rebeldes y, la pasada semana, su ministro de Exteriores, Mustafá Osman Ismail, aseguró al representante europeo para la Política Exterior, Javier Solana, y al ministro holandés de Exteriores, Bernard Bot, que Jartum había detenido ya a los líderes Janjawid y que estaba a punto de ponerlos a disposición judicial, pero pidió tiempo para reconducir la situación.
Europa, principal donante financiero en la zona, contribuye con 213 millones de euros en ayuda humanitaria a Sudán. Ayer liberó otros 12 millones para sufragar los gastos de un comité de alto el fuego en el que participan observadores civiles y militares de la UE, EE.UU. y la Unión Africana. Además, decidió enviar un equipo cívico-militar que asesore la prevista formación de 300 soldados africanos que protegerán a los observadores. La puerta de una intervención militar internacional sigue abierta si así lo decide la ONU.
La UE, indicaron ayer los ministros, seguirá “activamente implicada” en el proceso de negociaciones políticas y “cooperará estrechamente con Naciones Unidas, EE.UU. y la Unión Africana”. El secretario de Estado español de Asuntos Europeos, Alberto Navarro, señaló que crece día a día la posibilidad de una intervención internacional, sobre todo para hacer llegar la ayuda a las víctimas en condiciones de seguridad. El ministro francés de Exteriores, Michel Barnier, visitará hoy Sudán y en septiembre lo hará su homólogo español, Miguel Angel Moratinos.
Mientras, los miembros del Consejo Seguridad de la ONU perfilaban ayer el último borrador de resolución elaborado por EE.UU. sobre la crisis en Sudán. Washington quiere presentar el texto a votación antes de que acabe la semana. Pero para dar ese paso deben limarse algunas asperezas en la parte que se refiere a las sanciones. Rusia y China –países con poder de veto– son contrarios y cuentan además con el apoyo de Pakistán y Argelia.
EE.UU. junto con los países europeos –Francia, Reino Unido, Alemania y España– y Chile no quieren esperar más. “Si es posible el voto debería producirse esta semana porque nuestra paciencia se agota”, indicaron fuentes diplomáticas. Para romper la división actual se optaría por una fórmula por la que se exigiría el cumplimiento de los acuerdos que el gobierno de Jartum cerró con la ONU hace dos semanas. El 2 de agosto la ONU revisará los pasos dados hasta ahora para solucionar las crisis.
El Consejo de Seguridad, en base al borrador, haría revisiones de la situación cada 30 días para ver si se aplican los acuerdos y si se comprueba que las autoridades sudanesas no respetan su palabra, entoncesse considerarían las sanciones.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.