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Orden de captura para dos tipos duros de Irak

Salem Chalabi, jefe del tribunal que juzgará a Saddam Hussein, tiene pedido de arresto, al igual que su tío, Ahmed Chalabi –ex aliado de Estados Unidos–. Se reinstaló la pena de muerte en Irak.

Por Donald Macintyre *
Desde Bagdad

Las autoridades judiciales iraquíes emitieron una orden de captura contra Ahmed Chalabi, ex miembro del disuelto Consejo de Gobierno y a Salem Chalabi, jefe del Tribunal Especial que deberá juzgar a Saddam Hussein, dijo ayer el juez que instruye los casos. A Ahmed Chalabi se lo acusa de falsificación de los dinares que fueron retirados hace pocos meses de circulación, y a su sobrino, Salem Chalabi, de asesinato. En tanto, el gobierno interino iraquí reinstaló ayer la pena de muerte –suspendida desde la caída del gobierno de Saddam– mientras el primer ministro Iyad Allawi visitó Najaf fuertemente custodiado y llamó a los insurgentes chiítas a deponer las armas. A todo esto, un diplomático iraní fue secuestrado por el ejército islámico de Irak, según un video difundido por la cadena televisiva árabe Al Arabiya.
La reimposición de la pena de muerte, inclusive para cargos por asesinato y secuestro, fue anunciada un día después de que el gobierno de Allawi estableciera la amnistía para crímenes menores con la esperanza de contener a la insurgencia que la semana pasada se levantó nuevamente, de mano de los hombres armados leales al clérigo radical chiíta Muqtada al-Sadr.
Los ministros declararon que la pena de muerte duraría hasta que la seguridad se estabilizara. No quedaba claro anoche si sería impuesta retrospectivamente o si sería aplicada después del proceso a Saddam Hussein. Protegido por un contingente de tropas norteamericanas e iraquíes y contratistas de seguridad extranjeros, Allawi declaró en su visita de una hora en la volátil ciudad sagrada chiíta, que “los que estén armados deberán dejar los sitios sagrados y rendirse a la ley”. Mientras se oían los disparos y los detonaciones de armas de fuego de los enfrentamientos de la policía contra los insurgentes, Allawi y dos de sus ministros se encontraron con Adnan al-Zurufi, el gobernador de Najaf, quien el viernes planteó un plazo de 24 horas para que los insurgentes se retiren. A pesar de que no había cifras de víctimas, los funcionarios iraquíes dijeron que más de 40 iraquíes murieron en un combate en Najaf y en el suburbio de Sadr (mayoritariamente chiíta), en la ciudad de Bagdad.
Milicianos del ejército de Mehdi, que controlaba el complejo que rodeaba al santuario de Imam Ali, llevaban rifles automáticos y lanzadores de misiles mientras revisaban los autos en puntos de control improvisados en la antigua ciudad. Allawi dijo en Najaf que no había planes para arrestar a Sadr, pero insistió en que no habría negociaciones hasta que la milicia depusiera las armas. Y agregó: “Hay algunos elementos que han quebrado la ley y han dañado la ciudad. La situación será aplacada pronto”. Mientras tanto, un video difundido por Al Arabiya mostraba a un diplomático iraní secuestrado, identificado como Faridoun Jihani, según una credencial, que decía “cónsul de la República Islámica de Irán en Karbala”. El secuestro fue adjudicado al “ejército islámico de Irak”.

* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B. Nieva.

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Milicianos del ejército de Mehdi, seguidores del clérigo chiíta.
Muqtada al Sadr llamó a un nuevo levantamiento la semana pasada.
 
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