EL MUNDO
El velo que aún cubre la suerte de los dos periodistas franceses
Las autoridades francesas informaron ayer que los dos periodistas secuestrados en Irak ya no se encontraban en manos de sus captores del grupo islamista denominado Ejército Islámico de Irak. Todavía su situación no era clara.
Por Eduardo Febbro
El mismo día en que entró en vigor la ley francesa que limita el uso de signos religiosos ostensibles en las escuelas, la suerte de los dos periodistas franceses secuestrados en Irak por un grupo salafista extremista pareció tornarse menos dramática. Según anunció anoche el ministro francés de Cultura y Comunicación, Christian Chesnot y Georges Malbrunot ya no se encuentran más “en manos de los secuestradores” que los retenían hasta ahora. El ministro aclaró que ambos aún no estaban “definitivamente seguros junto a las fuerzas francesas”, pero todo indica que se espera un desenlace positivo en una situación que 24 horas antes parecía totalmente bloqueada.
La puerta para la liberación de los hombres se entreabrió luego de que ambas partes elaboraran una solución “digna” para los secuestradores. En este contexto, una delegación del Consejo francés del culto musulmán llegó ayer a Bagdad y entró en contacto con los raptores, a quienes les habría explicado el “sentido” de la controvertida ley francesa. El gobierno francés de Jacques Chirac adoptó la ley para cortarles el camino a los medios extremistas musulmanes de Francia que usaban el velo islámico como una bandera política. Fueron los miembros del citado Consejo, que representa a los 5 millones de musulmanes de Francia, quienes, en Bagdad, revelaron que los dos hombres estaban con vida y en buen estado de salud. En París, el titular de Interior dejó entrever que los rehenes podrían recuperar su libertad hoy, día de plegaria musulmana. El ministerio dijo que 224 jóvenes se presentaron ayer en las escuelas con velos islámicos y que 170 aceptaron sacárselo.
Ayer se conocieron casi todos los entretelones del rapto de los dos reporteros por el grupo que secuestró y asesinó al periodista italiano Enzo Baldoni. Por mero accidente, el traductor iraquí de los enviados especiales del semanario Le Nouvel Observateur se encontró envuelto en la negociación. El relato del intérprete, Mohamed, es alucinante. Según narró al semanario, los secuestradores lo llamaron por teléfono. El jefe religioso del Ejército Islámico de Irak, el jeque, vino a buscarlo en persona. La meta de la cita consistía en que Mohamed identificara a los dos secuestrados como auténticos periodistas y tratara de encontrar una salida “honrosa” para el grupo, que quería poner término al secuestro. En realidad, los salafistas los secuestraron porque a Malbrunot y Chesnot se los había visto entrar y salir varias veces de las bases norteamericanas en Irak. Los raptores los consideraron entonces como “espías a sueldo de las tropas ocupantes”. Recién al cabo de varios días descubrieron que no sólo eran periodistas sino también franceses. Frente a las reiteradas demandas del mundo árabe pidiendo la liberación de ambos, los secuestradores empezaron a sentir que era preciso terminar lo más pronto posible con el caso, incluso si la intervención de países como Egipto y Jordania, visitados por el canciller francés, abrió un debate en el seno del movimiento radical –los salafistas detestan a los jordanos, a quienes juzgan como “traidores y vendidos”, y a los egipcios, a quienes consideran “corruptos” y “soldados de Israel”–. Las negociaciones entre el Ejército Islámico de Irak y los servicios continuaron con nuevas exigencias. Los salafistas reclamaron que Francia aceptara la difusión de un video sin censura previa. Inaceptable.
Pero el pasado viernes los duros del grupo, ligados a Al Qaida, “desalojaron” a los moderados ex miembros del partido Baaz y de los servicios secretos. El núcleo de Al Qaida fue el que propuso la vida de los hombres a cambio del retiro de la ley sobre el velo islámico. Condición inaceptable. En este punto vuelve a intervenir Mohamed, el intérprete. Traía un mensaje de los raptores: estos reclamaban que los miembros del Consejo francés del culto musulmán explicaran en los medios de comunicación árabes que la ley no estaba dirigida contra los musulmanes.