EL MUNDO › LOS ABUSOS DE LA GUERRA ANTITERROR DE WASHINGTON
De Abu Ghraib a Guantánamo
Los prisioneros en la base estadounidense en Cuba recibieron maltratos comparables con la tortura, informó el New York Times.
Numerosos sospechosos de terrorismo detenidos en la base estadounidense de Guantánamo fueron sometidos hasta abril pasado a un trato brutal que, según expertos, es comparable con la tortura, afirmó ayer el diario norteamericano The New York Times citando fuentes de esa prisión. Entre las técnicas utilizadas comúnmente con los detenidos que no cooperaban estuvo el desnudarlos, sentarlos en una silla con pies y puños amarrados y someterlos durante hasta 14 horas a música rap o rock ensordecedora, bajo luces estroboscópicas y con el aire acondicionado al máximo, indicó el diario. Una vez más, queda al descubierto que las torturas denunciadas en la prisión fueron sistemáticas y no aisladas.
“Los enloquecía”, afirmó al diario una fuente que aseguró haber contemplado esos métodos contra detenidos. Miembros del Pentágono han afirmado que era escasa la utilización de tácticas agresivas en los interrogatorios, en un manual especial aprobado por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Los métodos utilizados en Guantánamo iban claramente más allá, según las fuentes citadas por el Times. Si bien algunos ex prisioneros habían declarado haber recibido maltrato en la base naval norteamericana en Cuba, es la primera vez que empleados que han trabajado en la prisión han dado detalles sobre los procedimientos de tortura. Sin revelar sus identidades, por temor a las represalias, las fuentes entrevistadas por el diario señalaron que los interrogatorios más intensos eran aplicados a un grupo de reclusos llamados “los 30 inmundos”.
El diario agregó que los guardianes de prisión, agentes de Inteligencia y otras fuentes confirmaron que fueron utilizadas prácticas excesivas durante largo tiempo en Guantánamo, mientras que los detenidos dispuestos a colaborar tenían mejor tratamiento.
Los maltratos finalizaron en abril pasado, cuando estalló el escándalo en la prisión de Abu Ghraib en Irak. La polémica sobre qué técnicas de interrogación eran permitidas y cuáles eran los límites de la coerción física y psicológica sobre los reos para obtener información del abuso ha sacudido la administración Bush desde los ataques del 11 de septiembre y la guerra en Afganistán e Irak. Mientras que fuentes gubernamentales alegan que se trata de casos aislados de abuso de autoridad, los testimonios de carceleros y encarcelados en Guantánamo y Abu Ghraib evidencian la sistematización en las prácticas abusivas.
El asesor de la Casa Blanca, Alberto R. Gonzales, citado por The New York Times, señaló en un memorandum que la Convención de Ginebra era “extravagante” y no adecuada para la guerra contra el terrorismo. Los entrevistados por el periódico revelaron que en la prisión funcionaba un sistema de “recompensas” y “castigos”, y que los prisioneros que cooperaban con los interrogadores tenían el privilegio de pasar cierto tiempo en un gran salón llamado “la cabaña del amor”. Allí podían relajarse, y tenían acceso a revistas, libros, videos, y se les permitía usar una pipa de agua para fumar cigarros aromáticos. Por otro lado, a los prisioneros que no colaboraban se les aplicaba un procedimiento que consistía en despertarlos cerca de cinco o seis veces en la misma noche, interrogarlos, y luego llevarlos a celdas diferentes cada vez. En marzo de 2003, según el diario, el presidente Bush fue exonerado, por un grupo de abogados de la administración, de la Convención contra la Tortura y del estatuto federal antitortura debido a la autoridad para proteger del terrorismo a la nación.