EL MUNDO › KIRCHNER APOYO A MESA,
PREOCUPADO POR LA SITUACION INSTITUCIONAL
Una pérdida de gas más que peligrosa
En la Casa Rosada siguieron con atención los sucesos en La Paz. De Vido dijo que el Gobierno garantizará la provisión de gas.
Néstor Kirchner se comunicó ayer con Carlos Mesa, preocupado por la estabilidad política de Bolivia. Pero en el diálogo el Presidente argentino dejó en claro que, amén de la “solidaridad” que le transmitió a su par, lo aquejaba una evidente ansiedad por el impacto de la crisis en las relaciones bilaterales. Y no es para menos: Argentina recibe gas del país vecino y los cuestionamientos de la oposición al presidente boliviano, y por extensión a las empresas privadas que realizan la explotación del fluido, es uno de los tópicos que –según aduce el mandatario del altiplano– están poniendo en jaque la gobernabilidad.
Kirchner llamó a Mesa por la mañana para transmitir el respaldo institucional de la Argentina y ofrecer toda su colaboración. De acuerdo con un comunicado difundido por la Cancillería, el Presidente le expresó a su par boliviano la mayor “disposición” del Gobierno y el convencimiento de su “profunda vocación democrática”.
Claro que el texto también deja en claro la “voluntad de continuar trabajando en el desarrollo de las obras de infraestructura pautadas en los últimos tres encuentros presidenciales y en el desarrollo de la activa agenda bilateral en marcha”. La exportación y el transporte de gas es un tema central en esos acuerdos firmados el año pasado, y que involucran a Repsol YPF y Petrobras (ver aparte).
Precisamente, Julio De Vido aseguró que el gobierno nacional garantizará la provisión de gas al noroeste argentino desde Bolivia. “Vamos a estar al lado de ellos para poder materializar las exportaciones de gas a la Argentina y poder dar servicio a todo el país, pero especialmente al noroeste.”
El ministro de Planificación Federal habló desde Clorinda, Formosa, adonde Kirchner pensaba recalar para inaugurar las clases. Pero a raíz de la crisis boliviana, y su prolongada conversación matinal con Mesa, desistió del viaje.
Ayer el presidente de Bolivia puso a consideración del Congreso su renuncia. Había anticipado su decisión el domingo, creando un profundo estado de conmoción en el país vecino.
En privado, Kirchner no oculta sus preferencias por el líder opositor, Evo Morales, precisamente uno de los que Mesa sindica como responsables del estado de incertidumbre. Morales, líder de los pueblos originarios, se reunió la última semana, en su paso por el país, con el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y De Vido.
Parrilli fue uno de los tantos funcionarios oficiales que desfilaron por el despacho de Kirchner. El caso Bolivia fue materia de análisis a lo largo de toda la jornada. Matices aparte, en la Casa Rosada había un común denominador a la hora de evaluar los sucesos: que Mesa realizó una inteligente estrategia política para posicionarse, lograr manifestaciones de apoyo popular y, si finalmente sucede, el rechazo del Congreso a su renuncia.
En boca de un alto funcionario kirchnerista, Mesa orquestó un “operativo clamor”, primero poniéndose en víctima para luego encontrar la súplica de la clase política para que se mantenga en el cargo. “No quería reprimir, pero tampoco gobernar con fuerte resistencia de la oposición. Lo que hizo fue impulsar una suerte de plebiscito informal”, dijo.
A la hora de las formalidades, además del comunicado de la Cancillería, se conoció otro texto, difundido por el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores, el diputado Jorge Argüello.
“El Parlamento argentino expresa su completa disposición a colaborar en aras de agotar todas las medidas posibles para superar la crisis, fortaleciendo la democracia, garantizando la continuidad del proceso institucional boliviano, reforzando los lazos bilaterales y la consolidación de un espacio regional sudamericano”, dice el proyecto de declaración que Argüello le alcanzó al embajador de Bolivia en Argentina, Arturo Liebers Baldivieso. Por su parte, el cónsul de Bolivia en Argentina, Aliaga Palma, estimó que Mesa estaba atenazado por gran cantidad de presiones sociales y económicas, en el marco de “demasiados cabildeos” que lo hicieron sentir imposibilitado de seguir gobernando. Además, consideró que Morales también respeta la democracia y aspira a llegar al poder pero mediante elecciones.