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Por David Usborne*
Desde Nueva York

El puesto de Kofi Annan como secretario general de las Naciones Unidas corrió aún más peligro ayer después de que se conociera una investigación según la cual no hizo las suficientes acciones en 1999 cuando se enteró de que la empresa para la cual trabajó su hijo por varios años había ganado un importante contrato para supervisar el programa Petróleo por comida en Irak. Annan hizo ayer frente a los rumores y, en un encuentro con la prensa para valorar el informe que lo exonera de mala conducta, aseguró que no dimitirá. “Al diablo con las versiones de mi renuncia”, fue el modo pintoresco en que anunció su decisión, probablemente para mostrar un rostro optimista ante lo que objetivamente constituye un punto bajo de su reputación y un triunfo para Estados Unidos, que había peleado duramente con Annan por la oposición de este último a la invasión de Irak.
En su último informe interino, el comité que investigaba si hubo corrupción en torno del programa dijo que no había encontrado evidencia suficiente para demostrar que la relación entre su hijo, Kojo Annan, y la empresa Cotecna Inspections había tenido alguna influencia en la licitación por la cual ésta ganó el contrato. “No hay evidencias de que la selección de Cotecna en 1998 estuvo sujeta a ninguna influencia afirmativa o impropia del secretario general”, dijo Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos. Annan difundió anoche una declaración en la cual decía que la investigación “lo ha librado de culpas”. La nube que cubre al secretario general, sin embargo, no será fácilmente levantada. Annan sabía que su hijo trabajaba para Cotecna. Lo que los investigadores no pudieron comprobar fue si él sabía o no que la empresa se había presentado a la licitación del programa Petróleo por alimentos a fines de 1998. Annan dijo a los investigadores que recién se enteró de que Cotecna se había presentado a la licitación y la ganó por medio de la prensa en enero de 1999.
Sin embargo, Volcker fue explícito en su críticas a Annan por no tomar acciones creíbles para investigar posibles conflictos de intereses después de saber lo de Cotecna. Dijo que en ese momento el secretario general había pedido a uno de sus asesores la investigación más corta posible sobre el tema. Este tiempo, concedió Volcker, tuvo, “desafortunadamente, consecuencias considerables”. Volcker aseguró que si se hubiera llevado a cabo una investigación completa después de que se conocieran las relaciones cercanas de Kojo Annan con la empresa, el contrato con Cotecna probablemente no hubiera sido renovado por la ONU, como lo fue cada seis meses hasta principios de 1993.
La Casa Blanca difundió un comunicado después de que conociera el informe diciendo que todavía apoyaba a Annan como secretario general. De manera similar, la Cancillería francesa también le dio su respaldo. Pero un análisis del informe de 94 páginas sugiere que las circunstancias por las cuales Cotecna ganó la licitación todavía no son del todo claras. Describe, por ejemplo, cómo el secretario general olvidó en dos ocasiones en entrevistas con los investigadores que se había reunido con responsables de la empresa. Sólo recordó la segunda de esas reuniones, poco antes de que la empresa ganara la licitación, recién cuando le presentaron pruebas de lo que había ocurrido en realidad.
El informe también revela que Kojo Annan viajó a Nueva York para reunirse con sus contactos empresariales en septiembre de 1998, al mismo tiempo que se realizó la Asamblea General mientras su empresa se preparaba para la licitación del contrato en Irak. Es más, el día en que comenzó la licitación en la ONU, el hijo estaba en la casa de su padre.
Hubo fuertes críticas hacia Kojo Annan, de 31 años, quien vive en Nigeria. El informe sugiere que “participó activamente de los intentos de Cotecna por ocultar la verdadera naturaleza de su relación con él”. El informe también sostiene que el hijo engañó deliberadamente al padre.
Mientras Volcker dijo no tener pruebas de que Cotecna recibió tratamiento especial por su relación con el hijo del secretario general, el sentimiento que transmite el informe interino sólo puede continuar dañando a Annan y a la institución por el escándalo Petróleo por alimentos. Como mínimo, alimentará a los críticos de Annan que lo acusan de incompetencia y prácticamente de negligencia en la cima de la ONU. Esos críticos incluyen a republicanos conservadores en Washington. “Su falta de liderazgo, combinado con conflictos de interés y la falta de responsabilidad y confiabilidad, apunta solamente a un desenlace. Su renuncia”, dijo el senador Norm Coleman de Minnesota.
La semana pasada, Annan lanzó planes para el más grande reacondicionamiento de la institución en su historia de 60 años. Su habilidad para llevarlo a cabo ahora podría quedar en cuestión. “Petróleo por alimentos le quita mucha credibilidad para hacerlo,” comentó el profesor Ed Luck, de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Agregó que la moral de la ONU “ya está en menos cero.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.