EL MUNDO › QUE PASARA DESPUES DEL ATENTADO SUICIDA EN ISRAEL
Sharon deshoja la margarita
El gobierno israelí ya resolvió que habrá represalia al ataque en Tel Aviv, pero no cuál será: extender la operación militar a la Franja de Gaza, e incluso expulsar a Yasser Arafat.
Por Suzanne Goldenberg *
Desde Jerusalén
Luego de algunas horas de reunión, el gabinete de seguridad israelí dio luz verde a su ministro de Defensa, Benjamin Ben Eliezer, para que decidiera cuál será la represalia israelí al atentado suicida que mató a 15 personas en Tel Aviv. Según fuentes consultadas por este diario, se manejan tres opciones: la expulsión del líder palestino Yasser Arafat, una invasión profunda en la Franja de Gaza o una escalada de los ataques del ejército israelí en las ciudades cisjordanas. Como siempre, el destino de Arafat era una prioridad en la agenda del premier israelí Ariel Sharon. En un rápido reflejo, Arafat –que entendió que la atención estaba puesta sobre él, sobre todo porque al momento del ataque Sharon se encontraba presentándole un plaz de paz a George W. Bush– condenó el atentado, con lo que logró las felicitaciones del presidente norteamericano. Las fuerzas de seguridad palestinas arrestaron ayer a 14 personas sospechadas por el ataque en la Franja de Gaza, de donde vendría el atacante. Los israelíes capturaron al jefe de Hamas en Tulkarem.
El periódico popular Maariv dijo en un editorial ayer: “¿Yasser Arafat? Anoche volvió a quedar en evidencia, por enésima vez, que no tiene sentido relacionarse con Arafat como un futuro socio para las conversaciones. Es un hombre mentiroso, incitador, violento, sanguinario y corrupto que construyó la Autoridad Palestina, que ha servido y aún sirve como marco para el terror, un instrumento cargado con violencia y odio”. Otros comentaristas dudaban de que Washington –o incluso los socios laboristas en la coalición de Sharon– tolerara el exilio de Arafat. A pesar de que el líder palestino es casi universalmente odiado en Israel, muchos dicen que es un hecho siniestro de la realidad. “Tal vez a los partidos extremos del gobierno les gustaría hacerlo pero la mayoría nunca acuerda”, dijo Avraham Tamir, un general retirado y analista militar. “Sólo el pueblo palestino puede elegir si quiere o no a Arafat. No podemos reemplazarlo, y no creo que el exilio sea una opción porque, después de todo, incluso un país poderoso como Israel no tiene una libertad de acción para hacer todo lo que se propone.”
Sin embargo, Martin van Creveld, un historiador militar de la Universidad Hebrea de Jerusalén, cree que Israel está al borde de una guerra a gran escala, que comenzaría con la deportación de Arafat y terminaría con la expulsión en masa de palestinos de Gaza y Cisjordania. “Creo que Sharon está esperando el día en que pueda echar a todos los palestinos. No es tan difícil y estos ataques le vienen como anillo al dedo”, dijo Van Creveld. “Creo que él quiere que haya una escalada porque siente que no hay forma de que Israel logre la paz con los palestinos, y está esperando la oportunidad de echarlos a todos.”
Esa noción fue alguna vez propiedad exclusiva de la extrema derecha. Pero ha ganado más aceptación en los últimos meses. Las encuestas de opinión del mes pasado mostraban que el 44 por ciento de la población judía israelí apoya la expulsión masiva de palestinos. “Israel se está desesperando, y la gente que incluso pocos meses atrás jamás hubiera soñado con una solución de ese tipo, está comenzando a pensar que es la única posibilidad”, dijo Van Creveld.
Una opción más práctica para Sharon, en el futuro inmediato, es una ofensiva a larga escala en Franja de Gaza, invadiendo y ocupando las ciudades palestinas del modo en que los tanques israelíes circularon por las ciudades cisjordanas el 29 de marzo. Sharon y otros funcionarios israelíes han estado considerando en diversos telegramas su intención de invadir Gaza temporariamente y el informe policial preliminar, que afirmó que el atacante que se inmoló en Rishon Letzión el martes a la noche era de esa zona, da un pretexto inmediato para hacerlo.
Sin embargo, otros analistas dudan de la efectividad de esa estrategia. En términos militares, una invasión de Gaza es una propuesta mucho más difícil que una ofensiva en Cisjordania. El campo de refugiados más grandeen el territorio –Jabaliya, cerca de la ciudad de Gaza– tiene una población de 100 mil habitantes. El campo de refugiados de Jenín, donde 23 soldados murieron y donde soldados israelíes son acusados de haber cometido crímenes de guerra, tiene menos de 15.000 habitantes.
También es incierto si la invasión de Gaza se ejecutaría en términos militares. A pesar de que Sharon dijo a los periodistas israelíes en su ida a Washington que la ofensiva en Cisjordania había implicado un golpe crítico para los atacantes suicidas, resultó evidente que sólo había sido exitosa ganando tiempo. El último ataque suicida en Israel había sido el 12 de abril, cuando una mujer palestina se inmoló en un mercado de Jerusalén, matando a seis personas. O sea, apenas 25 días de calma.
Algunos comentaristas dicen que el ataque a Gaza pegaría en el corazón de la organización fundamentalista Hamas, que se opone a la paz negociada con el Estado judío. “Israel no necesita apurarse a hacer esto”, escribió Zeev Schiff, analista militar del periódico Haaretz. “Debe ser planeado con inteligencia, para que haya pocas bajas, con blancos bien determinados.” Las dudas respecto de lanzar otra ofensiva a gran escala también crecieron dentro del establishment de seguridad. “Posiblemente podremos elegir otros métodos que aquellos usados en la operación anterior, tal vez otras direcciones, a diferente escala, tal vez sin una abarcativa movilización de reservas”, dijo el vocero del ejército israelí, el brigadier Ron Kitrey.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Giselle Cohen.