ESPECTáCULOS
“Estamos en presencia de un maestro indiscutible del drama contemporáneo”
El escritor y dramaturgo estadounidense Arthur Miller ganó el Premio Príncipe de Asturias 2002, y con ello 44.000 dólares y un auténtico Miró.
Por Verónica Abdala
El escritor estadounidense Arthur Miller considerado por muchos críticos el mayor dramaturgo vivo, ganó ayer el Premio Príncipe de Asturias 2002, que otorga además 50.000 euros (44.000 dólares) y una escultura creada por el artista español Joan Miró. El jurado, presidido por el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, se pronunció por el autor de obras como La muerte de un viajante (1949), Las brujas de Salem (1953) y Panorama desde el puente (1955), frente a las otras 27 candidaturas procedentes de una quincena de países europeos y latinoamericanos, considerándolo un grande entre los grandes. “Estamos en presencia de un maestro indiscutible del drama contemporáneo”, dijo el presidente del jurado. En la votación final, el ex marido de la diva Marilyn Monroe aventajó al portugués Antonio Lobo Antunes y al argentino Ernesto Sabato, según se reveló ayer. La entrega de los premios se concretará en octubre, en el Teatro Campoamor de Oviedo, en un acto que estará presidido por el Príncipe Felipe de Borbón.
“Con independencia de espíritu y notable sentido crítico, Miller ha logrado transmitir desde la escena las inquietudes, los conflictos y las aspiraciones de la sociedad actual, renovando así la permanente lección humanística del mejor teatro”, afirmó García de la Concha, que integró el jurado junto al periodista y académico Luis María Ansón, y los escritores J.J. Armas Marcelo, Pedro Casals, Antonio Colinas, Fernando Delgado, José Luis García y Fernando Sánchez Dragó. “No solamente se premia la maestría específicamente artística, sino también la atención a los problemas de la sociedad actual”, subrayó. Por su parte, el director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), Andrés Amorós -quien además presentó la candidatura del premiado– afirmó que Miller es “una de las grandes figuras intelectuales de nuestro tiempo” que se ha caracterizado por su independencia “y que ha criticado muchas cosas sin estar vinculado a ninguna ‘capillita’ (grupo literario)”.
Miller, que agradeció por escrito la decisión, afirma que su propia obra puede leerse como “una denuncia de las fallas del sueño americano” y el éxito de una pieza teatral reside en su capacidad de “retratar los vacíos de sus personajes, gente común y corriente que hace frente a poderosos dilemas morales o políticos y lucha con secretos oscuros”. Este hombre al que el macartismo persiguió sin poder doblegar se convirtió ayer en el tercer escritor en lengua no castellana al que le conceden la prestigiosa distinción, después de que la obtuvieran el alemán Günter Grass (1999) y la británica Doris Lessing (2001). En anteriores ediciones, fueron distinguidos con este Premio –que cumple este año su vigésima segunda edición– autores como Camilo José Cela, Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester, Carmen Martín Gaite, Alvaro Mutis, Mario Vargas Llosa, Francisco Ayala Angel González, Claudio Rodríguez y José Angel Valente.