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Estados Unidos registró un nuevo déficit comercial record en febrero, producto al mismo tiempo de los altos precios del crudo y el apetito de los consumidores estadounidenses por los productos extranjeros. El déficit alcanzó 61.000 millones de dólares en febrero, en alza de 4,3% con respecto a enero (58.500 millones) y muy superior a los 59.000 millones esperados por los analistas. “Es nuevamente una gran sorpresa que se explica por un crecimiento de las importaciones mucho más fuerte que el de las exportaciones”, explicó John Lonski, de Moody’s Investor Service. Las exportaciones aumentaron poco (+0,1%), a 100.500 millones de dólares, mientras las importaciones crecieron 1,6%, a 161.500 millones. El record anterior databa de noviembre, y en el mes de enero se había registrado el segundo peor resultado de la historia. A modo de comparación, el déficit era de 45.900 millones de dólares en febrero de 2004.
Las causas de este desequilibrio estructural, que preocupa a los socios comerciales de Estados Unidos, son conocidas desde hace tiempo. En primer lugar, figura el diferencial de crecimiento de las economías, que produjo en febrero importaciones record de automóviles, productos alimentarios y bienes de consumo. En segundo lugar, la disparada del petróleo –que Estados Unidos importa en buena proporción, siendo el principal consumidor mundial– profundiza el problema. “Los precios del petróleo siguieron creciendo en marzo, por ende el déficit no puede sino aumentar”, vaticinó Jay Bryson, de Wachovia. Asimismo, hay que tomar en cuenta el final de las cuotas textiles en diciembre pasado, que debería provocar una llegada masiva de productos de este sector desde China, aunque, curiosamente, el déficit con China se redujo el mes pasado. A esto se agrega la pérdida de competitividad de las empresas estadounidenses, en particular en el sector automotor, donde la competencia japonesa es arrasadora.